Opinión

Jaque Fake

Resultó ser un “fake” -que dicen los modernos- o un bulo basado en la rumorología -este país nuestro contaría con muchos plusmarquistas si cacarear fuese deporte olímpico- pero corrió como la pólvora, en cuestión de segundos, hasta activar todas las alarmas de la propia Casa Real

Resultó ser un “fake” -que dicen los modernos- o un bulo basado en la rumorología -este país nuestro contaría con muchos plusmarquistas si cacarear fuese deporte olímpico- pero corrió como la pólvora, en cuestión de segundos, hasta activar todas las alarmas de la propia Casa Real.

No; el Rey no abdicará… al menos, de momento. Hay que reconocer que el artificio estaba sustentado en argumentos creíbles. Una nueva recaída que sumar a la larga lista de SM y la sola imagen proyectada en nuestros cerebros de sus mil y un tropiezos y muestras de creciente torpeza física, fue suficiente para coincidir en que, efectivamente, nada tenía de raro que el Jefe del Estado decidiera  que era hora de pasar el testigo a un don Felipe que, paulatinamente, ha ido asumiendo muchas de las funciones de su padre.

La no noticia pilló a muchos con el pie cambiado en sus rutinas pero Twitter y Facebook se encargaron de elevar el tema a la máxima categoría de una actualidad informativa cargada de rifirrafes políticos, economía de andar por casa y descontento generalizado.

La reforma de las pensiones, “catalinizar” España, el Papa Rebelde y hasta el caso Bárcenas se veían eclipsados repentinamente por el Bulo Real, después de un verano en el que sólo el “relaxing” café con leche “in the Plaza Mayor” de Ana Botella nos ha sacado un poco del tedio mediático con el que nos hemos desayudado día sí y día no. Al menos eso, sí hay que reconocérselo a la alcaldesa de la capital del Reino.

Y, como del Reino se trataba, quisimos revelar el negativo antes de tiempo y ver a don Felipe coronado, a doña Letizia consorte, disueltas las Cortes y convocadas elecciones anticipadas. Un infarto de miocardio en toda regla para los gemelos mayoritarios del 30 por ciento.

La Casa Real, asombrada con el tropel de llamadas a las puertas de un somnoliento fin de semana de septiembre, acudía presta a desmentir el malentendido y a velar el fotograma de una portada histórica que nunca se produjo. Con todo, al día siguiente, y a golpe de “fake” muchos no renunciaron a dar cobijo al despropósito y situaron a don Juan Carlos en sus portadas, algunos con imágenes actuales y otros a lo Marujita Díaz. Rigor, rigor, lo que se dice rigor periodístico… poquito.

Cierto es que esta España nuestra cada vez menos “juancarlista”, asiste circunspecta a la debacle -una más- de una institución, la Corona, que cada día cuenta con menos adeptos, independientemente del color político.

Como cierto es que, “elefantadas” al margen, a don Juan Carlos se le ha atragantado no sólo el normal marchitamiento del hueso y la carne, sino una larga lista de hirientes agresiones a la Corona que dejan, cada día más desvaída, aquella heroica imagen de un joven rey-jefe de los ejércitos que plantó cara al 23-F

Las tropelías de su yerno don Iñaki el Duque “En Palma Do” y su hija en el caso Nóos, las dudas sobre la herencia de Don Juan de Borbón y la retirada de aquel silencio tácito del papel cuché -que era palabra de honor en los años 80 y los 90- asedian la figura del mejor ministro de Asuntos Exteriores de este país. Un “ejército de hormigas en hilera van trepando por él”, que diría el poeta en “A un olmo viejo”.

Por delante, la sombra de don Felipe -al que, de momento, se le agradece su prístino inglés- quien, guiado de la mano de su madre -la Reina- y doña Letizia -de la que, poco a poco, la segunda ha ido aprendiendo los beneficios del mutismo de la primera- crece y crece sin fin  ritmo de ley de vida, pero quizás en un momento realmente inoportuno, por los tantos frentes que tiene abierta la Casa Real. Republicanos, monárquicos, nacionalistas y políticos de todos los signos ya han manifestado que participarán en su día del festín.

No fue la semana pasada pero será cualquier otra cuando a Juan Carlos I, al que operan mañana de nuevo, le llegue la hora del relevo. En cualquier caso, ese momento llegará y, a juzgar por el respingo generalizado del viernes pasado, habrá traca. Todos tomarán parte en la “fiesta”. Raciones que sacar, no faltan.

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