Opinión

Explota empleo

Los políticos no crean puestos de trabajo y no deberían prometer que los van a crear, da igual de qué signo político se trate. Más allá de los suyos propios y el de sus asesores, como mucho, son capaces de hacer que, quienes sí que pueden crear puestos de trabajo -los empresarios y los propios ciudadanos con el autoempleo- gocen de las condiciones idóneas para hacerlo. A saber, ventajas fiscales, por la adquisición de suelo, para la creación de empresas, gratuidad de servicios, fluidez en el crédito…

Los políticos no crean puestos de trabajo y no deberían prometer que los van a crear, da igual de qué signo político se trate. Más allá de los suyos propios y el de sus asesores, como mucho, son capaces de hacer que, quienes sí que pueden crear puestos de trabajo -los empresarios y los propios ciudadanos con el autoempleo- gocen de las condiciones idóneas para hacerlo. A saber, ventajas fiscales, por la adquisición de suelo, para la creación de empresas, gratuidad de servicios, fluidez en el crédito…

Todavía recordamos la famosa confesión del expresidente Felipe González cuando admitió que “en el 82, yo prometí crear 800.000 puestos de trabajo y en el año 86 se habían destruido 800.000”.

Muy al contrario de lo que se desearía, las fórmulas de creación de empleo que nuestros políticos han venido desarrollando y desarrollan en Castilla-La Mancha han caído siempre en el mismo error: dar limosnas de escaso recorrido para llenar estómagos y cerrar bocas en tiempo récord. Pan para hoy y hambre para mañana.

Desde luego no son solución los -por algunos- tan añorados Planes de Empleo de la Junta de Bono y Barreda que, en la mayoría de los casos, consistían en escuelas taller y talleres de empleo de albañilería, carpintería de aluminio, ye sería... aun cuando, la Crisis de la Construcción se bufoneaba de estos ambiciosos programas de “futuro”.

Con todo, seguían adelante año a año porque, en su deambular por los tiempos de zozobra, habían sido germen del pernicioso monstruo llamado “red clientelar” que se había forjado a su sombra. A saber; profesores que contaban con que la Junta les llamaría de fijo, proveedores de materiales para unos programas que cumplían su octava y hasta décima edición, ayuntamientos que encontraban una mano de obra barata y subvencionada para realizar obras a costo de fábrica (acerados, rotondas, parques y jardines…) con las que cumplir sus programas electorales de ladrillo.

Rescatar esa fórmula parecería, a todas luces, suicida, caduca y sin otra finalidad que la de enervar  -que significa calmar y no lo contrario- los peores meses de este mercado laboral nuestro tan estacional.

Tampoco será ningún referente el programa “Explota-Empleo” del Gobierno de Cospedal bajo el que se esconden contratos de 4 meses, supuestamente de 8 horas al día, a cambio del salario mínimo interprofesional y el pago al empresario de los costes a la Seguridad Social. ¡Viva el empleo de calidad que propugna el PP! Será que ser mileurista para ellos es ya de la calle Serrano para arriba.

Y desde luego que tampoco será solución decirle a nuestra juventud, como hace nuestra presidenta, “olvídate que ayer te dije ladrillo, quería decir botijo” cuando, en un ataque “hippie”, le dio por recomendar desde la Feria de Artesanía, FARCAMA, que estaban mejor haciendo pulseritas de cuero, navajas y canastillas de mimbre. No sabemos si lo próximo que diga nuestra Presidenta es que Castilla-La Mancha se dedicará al cultivo de la marihuana con el arranque del viñedo.

Bromas al margen, nadie, hasta el momento en este país ni en esta región ha tenido la valentía de asumir el verdadero reto de cambiar un sistema productivo, atado de pies y manos a la tierra, los oficios tradicionales y los servicios, porque, en política, lo que interesa desgraciadamente son los resultados a corto plazo con los que aspirar acalentar el sillón durante otros cuatro, ocho, doce… años más.

Como González, Bono o Barreda, todavía retumba aquella María Dolores Cospedal -la que perdió el “de” de la noche en la mañana- anunciándose en plan Neutrex inmaculado “vengo del futuro” -¿Quieres un Empleo? Vota PP.- A día de hoy, lejos de crearlo, son 238.000 los parados con los que cuenta la región y 209.000 con los que se encontró. Las cuentas salen claras. Hay pues, 29.000 parados más que en 2011 con lo que no sabemos si ésa, principal promesa electoral de la campaña con la que accedió al poder, necesitará prórroga, excusa o amnesia.

No extraña por tanto que, cuando el periodista pregunta al portavoz del PP en las Cortes regionales si hay una proyección de creación de empleo en esta legislatura, éste responda que no existen “varitas mágicas” y, ahora sí, se admita que son los empleadores -empresarios- los que crean empleo. ¿Caída del caballo?

“Varita mágica”, la misma expresión que utilizó Barreda para afirmar lo evidente; que los políticos no crean empleo, aunque errara en la persona y el verbo cuando, no sabemos si, guiado por la sinceridad o “lapsus linguae”, dijo aquello de “yo no tengo una varita mágica” para solucionar el problema del paro, 11 días antes de perder las elecciones de 2011 y frente a una mordaz Ana Pastor en “Los Desayunos” de La 1.

Sin duda alguna, no tenía la culpa Barreda, como tampoco Zapatero ni hoy Cospedal o Rajoy, de que suba y suba el paro como tampoco son responsables de que baje y baje cuando los vientos soplan a favor. Ahora bien, sí que lo son de hacer creer al vulgo que cuentan con capacidad suficiente para hacerlo, tras décadas empeñados en figurar junto al empresario que inauguraba un supermercado, una yogurtería o una fábrica de puertas. Es justo pues que se te pidan explicaciones de lo que prometes.

Decíamos al principio que los políticos sólo pueden crear empleo cuando se trata de sus propios puestos de trabajo y el de sus asesores y nos olvidábamos a posta del tercer palo que sí que pueden tocar: el empleo público. Esto es, funcionarios, trabajadores de entes y empresas públicas y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

Ahora bien, cuando, como hoy en día, se permiten los ERES en la función pública -gracias a la última reforma laboral- y se mandan a la calle a miles y miles de funcionarios privatizando de tapadillo la Sanidad o adelgazando los servicios educativos, o se convocan 140 plazas de Policía Nacional en un país que jubila al año una media de 2.000 agentes, las cuentas salen claras: destrucción de empleo neto.

Como decíamos, hábiles en hacer del verbo un argumento, esperamos que alguno de nuestros políticos, en esta región y en este país, sea capaz de hacer lo que hay que hacer para ponernos realmente donde nos merecemos. Y… ya que estamos mariposeando tanto últimamente por Japón… sólo deseamos que a nuestro Mariano Presidente la haya dado tiempo de estudiar el modelo de las tecnópolis niponas que, en unas pocas décadas, llevaron a ese país del campo a las innovación, la excelencia (la de verdad) y la tecnología y a ser el segundo con mayor PNB del mundo. Nada de hacer pulseras ni botijos.

Décadas… más de lo que abarca una carrera política. ¿Será alguien capaz de coger el toro por los cuernos aunque arriesgue en ello su sueldo vitalicio?

Sic transit Gloria mundi

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