Opinión

El respaldo de Page al Federalismo Periférico

La Declaración de Granada formulada por el Consejo Territorial del PSOE, del que forma parte el secretario regional del PSOE de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, plantea varios problemas ideológicos para el líder socialista en la Comunidad  Autónoma, obligado con este Manifiesto de corte Federalista, a romper con la vocación histórica de la socialdemocracia castellano-manchega de criticar los nacionalismos y los privilegios históricos de algunas Comunidades Autónomas, en detrimento de los intereses de nuestra región. García-Page, que parece olvidar que fue discípulo de José Bono, debería en este Debate sobre el Modelo de Estado, ser "díscolo" en la hoja de ruta de Rubalcaba.

La Declaración de Granada formulada por el Consejo Territorial del PSOE, del que forma parte el secretario regional del PSOE de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, plantea varios problemas ideológicos para el líder socialista en la Comunidad  Autónoma, obligado con este Manifiesto de corte Federalista, a romper con la vocación histórica de la socialdemocracia castellano-manchega de criticar los nacionalismos periféricos y los privilegios históricos de algunas Comunidades Autónomas, en detrimento de los intereses de nuestra región.

Este Documento, firmado en Granada, bajo la denominación “Hacia una estructura federal del Estado”, entra continuamente en contradicción al defender la idoneidad del modelo del Estado de las Autonomías, poniendo de manifiesto el fracaso del Senado como Cámara de representación territorial, un sistema de financiación autonómica que ha creado diferencias abismales entre regiones, la falta de cooperación y coordinación entre administraciones, y lo que denomina “confusa acumulación de instituciones en el ejercicio de las prestaciones públicas”.

Además, esta Declaración de Granada ratificada por el líder del PSOE de Castilla-La Mancha, antes que realizar una nítida defensa de la Constitución Española de 1978 como marco de convivencia, con sus símbolos y valores, insta a promulgar una reforma de la Carta Magna, que sirva como herramienta para la grave crisis económica que sufre nuestro país, sin mencionar en ningún momento que el PSOE apoyó en el Congreso, la anterior reforma constitucional para que el objetivo de déficit que critica en la actualidad, fuese el referente de las Administraciones en la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad de las Finanzas Públicas, y no se entiende que ‘oculte ahora’, algo que arropó al finalizar la anterior Legislatura.

La verdadera colisión para García-Page, -convertido en ‘alfil’ del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, desde el pasado Congreso de Sevilla, al ser miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE con los peores resultados electorales para el PSOE, de toda la democracia, tanto a nivel nacional, como con la pérdida de importantes feudos como Castilla-La Mancha o Extremadura-, es ‘girar’ después de 30 años de socialismo castellano-manchego a una apertura del modelo autonómico, que ahonda en los Hechos Diferenciales y las Realidades Históricas, conceptos que nunca ha defendido el autogobierno socialista en Castilla-La Mancha, y que ahora, a consecuencia de las posibles rupturas del PSOE con el PSC, se ve obligado a apoyar, cuando la Comunidad Autónoma carece de estas pretensiones.

No se entiende que Castilla-La Mancha que ha sufrido como ninguna otra autonomía, las diferencias autonómicas por no tener historia preconstitucional, y que por este motivo, ha estado siempre y está en el furgón de cola con respecto al resto de Comunidades Autónomas, tenga en la actualidad un líder socialista, que vuelva a unirse a las pretensiones del ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero de abrir el melón del modelo federal, cuando según el CIS, el 40 por ciento de los ciudadanos critica abiertamente las duplicidades y gastos que representa esa compleja arquitectura territorial, y que ahora está pagando las economías familiares; y cuando 4 de cada 10 españoles, defiende la centralización por encima de las autonomías.

Emiliano García-Page, que fue discípulo de José Bono, y miembro de su cúpula más próxima, tanto en el partido como en el Palacio de Fuensalida, debería recordar que una de las claves electorales del que fuera presidente de Castilla-La Mancha, y barón indiscutible, dentro del debate sobre el modelo de Estado, fue su crítica abierta y constante a las pretensiones nacionalistas, y su innegociable defensa constitucional, y al alcalde de Toledo y secretario regional del PSOE, le iría mejor si tirase más de hemeroteca, para descubrir que tienen más crédito ser ‘díscolo’ en el mapa autonómico, que seguir a ‘ciegas’ la hoja de ruta de un “zombie político” como es el caso de Rubalcaba.

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