Opinión

Las barbas del vecino

El vecino más vecino es Francia y los franceses raparon el domingo algunas barbas. Las de los socialistas con tal crueldad que le han dejado la cara hecha un costurón, con de un mísero 6,5 % de los votos, y las del conservador Fillón, un 20% pero por primera vez en la historia los republicanos no han pasado el corte de la primera vuelta. Fillón se ha quedado a punto y medio tan solo de superar a Marie Le Pen, pero ha caído, Hamon a trece puntos del, llamemos para entendernos, podemita Melenchón.

El hundimiento de la socialdemocracia en toda Europa, salvo Alemania donde parece que se recupera, resulta estremecedor y con un común denominador. En las primarias, la cada vez más reducida pero enfebrecida militancia vota como candidato al más izquierdista de cuantos aspiran a serlo, en Francia contra el primer ministro Valls, en el Reino Unido a Corbyn, y cuando llega la hora de los votantes se llevan un estacazo tremendo. Ya puestos, los ciudadanos de ese campo ideológico votan al populismo de ultraizquierda y se dejan de arrimados. En el país galo el resultado ha sido demoledor, una hecatombe, y lo que se anuncia en gran Bretaña camina por la misma senda.

¿Y en España?. Pues en esa encrucijada andan. El cada vez más podemizado Sánchez, que ya hasta ha desguazado la bandera de España junto a la que se retrató antaño como si fuera un Kennedy y ahora proclama que Cataluña es Nación, paso previo a reconocer "derecho a decidir" y autodeterminación como si fuera una oprimida colonia, puede muy bien ser el elegido por las bases a pesar de haber cosechado los mas "históricos", por catastróficos, resultados electorales de la historia de PSOE. Hazaña que, de conseguir su objetivo, es muy probable que pueda "superar" con ímpetu. Vamos que Iglesias se lo merienda como se ha merendado Melenchón a Hamón, como si fuera un bocata de idem con j y acento en la o.

Las otras barbas españolas que haría bien en cuidar y preservar quien las lleva, porque se las pueden poner a remojar, son las de Rajoy. Cierto que las corruptelas de Fillón eran muy suyas y solamente suyas y de su mujer, pero en esto de la corrupción y en lo de la mujer del Cesar, la mancha se extiende a toda la sigla y quien la preside como cabeza. En Francia Fillón es quien ha llevado a su partido al costalazo, en España puede ser la ristra de encarcelados, imputados y otros lamparones cobijados en su día por la marca PP quienes lleven al Gobierno y al Presidente al barbero.

El camino a seguir y para conseguir salir del cenagal, el único, es el que ha marcado y seguido Cristina Cifuentes. Ser la denunciante, ser quien lleve el caso y los "papeles" a la fiscalía, caiga quien caiga -que ya va siendo hora de que, por cierto, Esperanza Aguirre decaiga por ella misma- por muy doloroso que sea. No hay otra y además aún les queda y se exige un algo más: un mensaje nítido, claro, sin excusas, asumiendo no culpas ajenas sino responsabilidades propias como organización en los fallos de control y contundencia. Solo así podrán limitar daños, porque el daño en su totalidad es imposible de restañar por entero. Las pústulas siguen supurando el pús por todo el cuerpo. Hace falta cirugía. Y de caballo.

Comentarios