El fuego de los vaciados

El incendio de la Sierra Norte de Guadalajara va a hacer diez días ardiendo y quemando hectáreas, pero hasta el domingo ni siquiera asomó por la televisión. Fue cosa de un rayo y a lo que parece, a quienes debía ocuparles el asunto, les pareció cosa de poco. Pasaron los días y el fuego siguió su camino socarrando aquellos parajes a los que han bautizado como “vaciados”. Se supo, y no mucho, algo por mi tierra natal, pues soy nacido en la provincia y no muy lejos de allí. Por los palacios autonómicos de Toledo y más abajo, como no somos manchegos, que es ahora el topónimo que nos han impuesto a todos, todavía hubo un silencio mayor. Desplazaron algunas unidades hacia allá sin ni siquiera emplear todo el potencial provincial y regional y consideraron que ¿para qué molestar por tan poca cosa a la UME?

De hecho y durante la semana tuvo mas repercusión la cosa en Madrid, pues el Pico del Lobo, el techo mas alto de Castilla-La Mancha, tiene linde con esa comunidad que envió ayudas y le prestó cierta atención. Por la otra cara, la montaña da a Segovia y por ella a Castilla y León, que fue por donde rompió la llama y entonces ¡ay! ya empezó a ir por allí el personal político, visita de Garcia Page, nivel 2, la unidad del Ejercito operando y declaraciones de la portavoz. Cuando ya iban 3.000 hectáreas socarradas, se habían tenido que desalojar algunos pequeños pueblos y cortado algunas carreterillas de las de por allá. Por fortuna la noche del sábado al domingo llovió y la cosa pinta mejor. Dicen que empieza a estar controlado. ¡Ojala!

Para muchos en esto quedará. Se apagarán las llamas y el poco ruido, mínimo ha sido y sin apenas altavoz, se topará con la sordera más general. Pero en mi tierra, por dentro, una herida y un recuerdo vuelven a doler. En realidad nos ha dolido todo este verano cuando las pantallas de las televisiones eran una llama y un clamor. Quien más quien menos echó la vista atrás y a aquellos 11 muertos nuestros, del retén de Cogolludo, cercano al fuego actual, que perecieron en aquel terrible incendio el 16 de julio del 2005, que comenzó en una barbacoa de unos “ardorosos” amantes del medio natural en este caso del Alto Tajo, al otro lado de la provincia.

Ambos entornos tienen una fisonomía similar, la mas hermosa y montaraz naturaleza y la misma despoblación. Y sufridores también los dos de una misma actitud de quienes tenían la obligación perentoria e inmediata de actuar. En aquel entonces, también hubo al principio la percepción de no iba a ir mucho a mas. De hecho el máximo responsable político decidió seguir festejando en una boda hasta que más que de noche apuntaba ya el amanecer.

Tras la tragedia, el trato a las víctimas no fue precisamente el mejor pues la prioridad fue sacudirse cada cual los muertos de encima. Tan solo uno de los autores directos del incendio tuvo una pequeña condena que me suena que ni llegó a cumplir y el escalafón político provincial y regional no solo se fue de rositas sino que alguno hasta fue premiado con un ascenso al cabo de un tiempo prudencial. Hubieron de pasar años para que se pusiera una placa en la capital en homenaje a las 11 victimas y no precisamente a instancias que quienes cuando tuvo lugar la catástrofe detentaban el poder. Antes sí habían estos colocado en honor de los “voluntarios del Prestige”.

El humo del incendio lo han estado viendo las gentes de mi provincia desde mucha distancia y desde muchos lados. Aunque no lo sacarán por la televisión. Somos de los “vaciados”, que le vamos a hacer No hay que lamentar tragedia humana ninguna y con ese gran consuelo es con lo que nos vamos, y me voy a quedar.

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