Opinión

No nos dejan votar

Desde que cumplí los dieciocho años y adquirí los derechos políticos que la Constitución española me otorga, esto es, poder votar y ser votado, he participado activamente en todos los procesos electorales que he vivido. Incluso en los últimos comicios autonómicos tuve el placer de defender el proyecto del Partido Castellano encabezando la lista que presentó por la provincia de Toledo. Sin embargo, el pasado mes de noviembre me sumé a los miles de españoles que han tenido que salir del país en los últimos años y la cosa cambió. No me dejaron votar el veinte de diciembre y tampoco me dejarán hacerlo el veintiséis de junio. Como si mi voto ya no les importara.

Según los últimos datos del INE que he conseguido recabar, hasta el año dos mil quince había más de dos millones de españoles residiendo en el extranjero según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE). Pero la cifra es aún mayor ya que muchos, como es mi caso, todavía no estamos inscritos en estos registros. Y no es porque no quiera pero para hacerlo se me pide asistir personalmente al Consulado más cercano y este me queda a más de mil cien kilómetros, dieciocho horas en coche o dos horas en avión. Es decir, para realizar un trámite tan sencillo como una mera inscripción por la que España tenga constancia de mi domicilio en el extranjero debo perder, al menos, de dos a tres días de trabajo, más el consiguiente gasto en billetes, alojamiento y comida. Algo nada sencillo para quienes tratamos de buscar un futuro digno fuera de nuestro país.

La consecuencia es que sin inscripción como residente extranjero tampoco tienes derecho a votar. Voto que, por cierto, debe hacerse de manera personal y por tanto supondría otro viaje al Consulado con el tiempo y gastos ya mencionados. Por todo ello, si eres español y no tienes la suerte de vivir en una ciudad donde hay Consulado el derecho a votar se convierte en una carrera de obstáculos y cuesta arriba. Me cuesta creer que en pleno siglo veintiuno no haya aún opciones que permitan realizar estos trámites a través de los medios digitales o servicios de mensajería para acercar de alguna forma la administración española a aquellos ciudadanos que la sentimos tan lejana. Somos los españoles en el extranjero y queremos participar, tenemos derecho a hacerlo y deseamos contribuir al futuro de nuestra tierra para volver a ella con mejores oportunidades y esperanzas. Pero mientras se hable más de comunismo, pinzas a los candidatos y las encuestas precocinadas que de los problemas de nuestro país sabemos que lo vamos a tener muy difícil.

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