Opinión

Socialistas en capilla

Preguntado el otro día en la tele el diputado socialista por Teruel, Ignacio Urquizu, sin dejar de reprobar al Partido Popular por los numerosos casos de corrupción que cursan pegados a las siglas del partido en el poder, puso en valor el sano funcionamiento del Estado de Derecho como resorte básico para depurar las responsabilidades judiciales y políticas que se derivan de los escándalos que están estos días en la mente de todos.

Preciso es recordar que el sociólogo Urquizu, una de las jóvenes figuras con más futuro en la nomenclatura del PSOE, es un firme defensor de la candidatura de la presidenta andaluza, Susana Díaz, a la secretaria agente real del partido. Dicho sea para tomarlo como referencia frente a las posiciones que los seguidores de Pedro Sánchez, otro de los pretendientes al trono de Ferraz.

Los defensores de la causa sanchista se están despachando a gusto estos días, por enésima vez, contra la posición abstencionista de los diputados del partido en la investidura de Rajoy. Ahora el pretexto se lo dan los casos de corrupción que salpican al Gobierno y al PP. El propio Sánchez marca tendencia. En sus mítines de los últimos días no pierde ocasión de lanzar la simpleza de que la dirección provisional del PSOE tuvo la ocasión de haber dejado fuera de juego a un partido corrupto y a un presidente que lo consentía.

Dale que te pego. Véase como el discurso del ex secretario general, que quiere volver a serlo de "rojo" y "plurinacional", sigue recostándose en el desquite, el resquemor y la idea falaz de que si todos los diputados socialistas se hubiera mantenido en el "no es no" a Rajoy, ahora tendríamos un PSOE más fuerte y en Moncloa a un presidente distinto de Rajoy. Pero si los socialistas hubieran obstaculizado la investidura de Rajoy las nuevas elecciones hubieran sido inevitables y ahora tendríamos un PP más fuerte y un PSOE más débil. Hasta las piedras saben eso.

"La confrontación orgánica nos mata" suele decir el ex secretario general, Pérez Rubalcaba, en implícito llamamiento a que la campaña de las primarias, sea "un debate civilizado donde predomine el diálogo entre nosotros". Me parece que no se le ha hecho demasiado caso.

Otro dirigente histórico como Nicolás Redondo Terreros, ex líder del socialismo vasco, ha acusado directamente a Pedro Sánchez de estar más motivado por ajustar cuentas pendientes (no para de remitirse a la forma en la que fue desalojado) que por una vocación real de reconstruir el partido. Lástima.

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