Opinión

Carta de Pablo Manuel

En Podemos son más de artes escénicas que de la política. Ante todo, la fotogenia. Pero si se trata de la lucha por el poder, incluso dentro de casa, pocas bromas. Ahí caducan el amor, la belleza del proyecto y la música de violines. Y eso ocurre desde que Iglesias empezó a ningunear el Consejo Ciudadano, depositario de la voluntad de los militantes, de mayoría errejonista.

De cara al congreso estatal del partido (10-11-12 de febrero), ha tomado decisiones unilaterales, como convocar un referéndum para consultar a las bases un procedimiento de votación (proyecto y líder en el mismo paquete, y no votar por separado las ideas y a quien ha de liderarlas). Encaja en su televisada vocación de caudillo de la "gente" y salvador de los parias de la tierra (los de abajo, en su lenguaje), por el artículo 33.

También por su real gana, acaba de dirigir una carta al adversario dentro del partido, Iñigo Errejón. El texto rezuma paternalismo ¿Hasta donde llegará el talento y la brillantez de Iglesias, cuando reclama como subordinado a "uno de los tipos con más talento y brillantez que he conocido"?. Item más: mi proyecto es mejor que el tuyo, es el que va a ganar, te equivocas, pierdes credibilidad cuando te aplauden los de "El País", pero te quiero a mi lado para echarnos unas risas y seguir siendo amigos.

Todo eso viene a decir en la carta, donde cómo no, despliega un relato plagado de referencias a la escenografía. A saber: la pelea de gallos representada por los raperos Arkano y Chuty, el riesgo de que el debate acabe en "caricatura", que se convierta en una telenovela, alusión cinematográfica al duelo de hermanos contra hermanos ("Duelo a muerte en OK Corral), etc.

El caso es que en Podemos ha estallado la guerra porque Iglesias y Errejón no tienen la misma respuesta para las preguntas que se plantea una organización con problemas de crecimiento y, sobre todo, de identidad ¿Qué somos? ¿Qué queremos ser? ¿A la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo o a las instituciones que tienen calefacción y aire acondicionado? ¿Bárbaros sencillos, como el agua turbia y fresca que atropella sus comienzos (salud, Gabriel Celaya) o teatro, puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro, que diría la Lupe?

He ahí los dilemas. La verdad es que se hace muy difícil hacer un seguimiento lógico de un partido que pasa del frío al calor, del desierto a la montaña y del amor eterno al odio en cuestión de minutos. No me extraña que el propio Pablo Iglesias exprese en la carta a Errejón el temor de que el debate se banalice.

Abrirse paso en el florido discurso de Iglesias en pos de un hilo conductor ideológico requiere un esfuerzo notable. Solo los muy cafeteros hallarán ese tesoro en una organización desestructurada, con componentes ácratas y un líder políticamente errático que practica el cuñadismo ilustrado, entre el pupulismo de Laclau y el palabrismo de Lakoff.

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