(A propósito de la otra (in) accesibilidad de la ciudad de Cuenca: la de su prensa local)
El 18 de Enero de 1898 Emile Zola publica un texto así titulado, hoy universalmente conocido, en el periódico parisino “ L’Aurore”.
En el preámbulo al escrito , en el que delata graves arbitrariedades e injusticias palmarias cometidas por destacados hombres de la República,que atañen a importantes y decisivas cuestiones constitutivas del affaire Dreiffus señalaba lo siguiente:
…se me ocurrió que el escrito obtendría mayor resonancia y publicidad si lo publicaba en un periódico. .L’ Aurore había tomado ya partido con una independencia y un valor admirables ,y , naturalmente me dirigí a él. Desde entonces ese periódico se convirtió en mi refugio , en la tribuna de libertad desde donde pude decir todo…
Más que admirables palabras, que tanto me habría satisfecho poder suscribir hoy, referidas a mi persona, sin necesidad de recurrir a la protesta o a la queja, que voy a presentar a continuación.
Vaya por delante la admisión de que Cuenca no es París; que jamás osaría el que suscribe emular el gesto universal de Zola, ni que la situación a que voy a referirme cobra a la sazón, en intensidad de tono, los tintes de aquellos tiempos, final de década de 1800, cargados de sombríos presagios, luego literariamente elaborados por toda una generación (la del 98) en nuestros propios lares
Pero, salvadas las distancias, sí que me creo en el similar derecho de poder denunciar lo que a continuación expongo y que es lo que sigue:
Cuento ya, por ahora, con un cumplido año de estancia, continuada en esta querida ciudad de Cuenca y, al igual que el citado autor, también tuve la ocurrencia ( o necesidad) de. exponer algunas opiniones relacionadas con cuestiones de vigencia y hacer esto públicamente a través de los periódicos locales. Tanto en los de formato tradicional-que no son demasiados- y también por extensión , en los digitales ,siempre en expansión.
Puesto que tras intentarlo con algún tesón, en modo alguno pude encontrar yo algo que pudiera hacer las veces de tribuna de libertad desde donde poder decir algo, ni mucho menos el todo que señalara el ilustre maestro de las letras, es por ello que, sin pensarmelo más de dos veces, me he lanzado a usar, reconvertido para mi caso, ell manifiesto de airada reconvención que constituyó su histórico alegato.
Y por ello, a mi vez, también digo : Yo Acuso.
Justo es hacer salvedad, como excepción, dentro del contexto mediático local, en cuanto al trato y consideración habido hacia mi empeño,de parte del semanario “Tribuna de Cuenca”, en alguna ocasión, aunque siempre con enorme limitación de espacio y en sección de lectores.Imposible como mera opinión.
Asumido queda que las circunstancias subyacentes, causa de mi manifiesto no guardan semejanza con el histórico asunto de Zola, sin que por ello cumpla el pasar de soslayo sobre los elementos que de común tienen a partir de la condición última de estos hechos,perceptibles como ultraje, un atropello simple pero real, de las más elementales posibilidades de expresión ( ofrecer un simple “rincón del lector” accesible a cualquiera, cuando menos). Atropello basado en falta de consideración hacia el entorno local, en sus posibles voces individuales. Ensimismamiento, doloso descuido del presumible servicio para el ciudadano, exclusión sectaria por vía de mantenimiento del “statu quo”, de las (escasas) colaboraciones consagradas ; ausencia de aperturismo y total olvido del espíritu de disponibilidad a favor del uso democrático y compartido de los medios de expresión. Y la necesidad de intercambio.
Exclusión del debate y de la palabra, en resumen, que, como antiguas formas de hacer escondidas tras esta clase de procederes, persisten inamovibles.
Hechos todos,que están ahí, sin visibilizar pero que encierran un grave e injustificado descuido. Con consecuentes inadvertidos hoy, pero que a no muy largo plazo, evidenciarán sin duda su incidencia negativa, y resultados consecuentes en la cultura local, si no lo han hecho ya, dada la permanencia de tan denostables maneras de procecer Tan similares a los de la fenecida prensa del Movimiento, a la que sustituyeron, y en la cual este oscurantismo y segregación eran constitutivos fundacionales.
Algunos elementales pensamientos e interrogantes se me suscitan apreciando el valor de estas cuestiónes y no me privo,tampoco de enunciarlos. Son éstos:
¡Pobre del grupo humano que encastillado en sus propias premisas repite los esquemas aprendidos de abuelos a padres y de padres a hijos, en exclusividad!,
¿Es que sobrevive enredada entre las zarzas de sus roquedales y oculta en los verdores de sus aguas hermosas una tupida y fatalmente invisible ,telaraña ( tejida de jirones de ideología amish,) en los modos y formas de pensamiento/acción del pueblo habitante de esta inmemorial ciudad levítica de manera que incluso se llega a constituir una otra savia, con emergente misión de interferir, acallar, censurar? (¿Cuenca reducto de espiritualidades santificadas?)
Pues si esto fuera así ¡Pobre de aquella sociedad que no se permite conocer nuevos horizontes, porque ni sale al paso, poniéndose en disposición de estar siempre en un viaje inacabable, [en todas las direcciones, desde toda posible consideracion nueva], ni , lo que es aún peor, llega a permitir que los viajeros recién llegados se arrimen a su lumbre y descansen su carga de experiencia, la que crea nueva duda fundante
¡Pobres los pueblos que ,manteniéndose intactos, no dejan al otro que se una, aportando relatos traidos de otros mares procelosos. Del exterior
Lugares por los que tales naúfragos, nuevos Ulises, transitaron quizá , y aprendieron algo de nuevo. Incluso heterodoxia.
Marcan así los asentados ,sellándolo, su rancio territorio atávico. Se ciegan a otras diversas formas de ver y de pensar; de ser y de sentir:¿Una encubierta forma de xenofobia de la posmoderna etapa?
Es por todo ello que yo,en fin, escribo esta protesta, pequeña y provinciana , claro es, pero no por ello de menor relevancia, levantando así mi dedo índice hacia el cielo, porque con el eminente autor :
“ solo deseo una cosa y es que se haga la luz en nombre de la humanidad que tiene derecho a la felicidad”. (sic, en el propio manifiesto).
Por ello y para contribuir a ello es que pido la palabra.
P.E.- Recientemente, en páginas conquenses el escritor y periodista J. L. Muñoz hacía notar el fenómeno social del VIAJE,en nuestros días, como el hecho relevante del siglo.Estando completamente de acuerdo con él refrendo su afirmación contemplando el cartel que anuncia la exposición fotográfica “AFOCU por el mundo”, en la que 36 fotógrafos socios de esta asociación local muestran en la sala Museo de Cuenca sus trabajos en 27 paises, de los que fueron visitantes y observadores activos (Vietnan, Belgique,Kenya,Nederland, Ceska Republik...)
Son evidencias ,por otro lado muy reconfortantes, de que el espíritú de los actuales Pobladores olcádicos y lobetanos, no es concordante en etnocentrismo ni en actitudes como las que mantienen las directivas profesionales y politicofinancieras de los informativos de su territorio, a la luz de lo el divorcio palpable entre las gentes y sus medios de expresión pública.: otra inaccesibilidad de Cuenca,la empinada.