Opinión

Y se formó la gozadera

El alcohol para olvidar, la marihuana para soñar y la resaca para recordarte que todo sigue siendo una mierda”.

La Junta Municipal del Casco Histórico de Zaragoza y el Plan Integral del Casco Histórico (PICH) han colaborado con la entidad Consumo ConCiencia para la elaboración de un documento (folleto informativo y de debate desde el casco histórico) que habla de algunas sustancias, sus efectos, cómo minorar los daños y de la situación legal actual.

¿Ha cumplido el folleto su cometido? Pues la parte de informar no lo sé, pero lo de generar debate desde el casco histórico lo ha cumplido con creces, solo hay que ver la guerra de titulares que su publicación ha generado: “El folleto municipal que explica como esnifar cocaína”, El País; “Santiesteve financia un folleto sobre drogas que equipara la cocaína con el cacao”, ABC; “El Gobierno de Aragón lamenta la frivolidad de distribuir el folleto sobre drogas”, Heraldo; “Polémica en Zaragoza por un folleto financiado con dinero municipal que incita al consumo de drogas”, Antena 3; “Un folleto del Ayuntamiento de Zaragoza da consejos sobre cómo consumir drogas”, COPE.

Ante el alud mediático, Javier Sánchez, Coordinador de ConCiencia, asegura que “solo desde el desconocimiento se pueden hacer estas acusaciones de que incitamos”. El Consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón considera que el folleto contiene “material inadecuado”, “no está bien orientado” y “no responde a ningún criterio de debate”. Pedro Santisteve, Alcalde de Zaragoza, reivindica que “no está destinado al público joven, sino a educadores y médicos de salud comunitaria” y es “rotundamente falso que favorezca el consumo (…) El conocimiento es lo que mejor nos puede proteger, consideramos que la mejor prevención consiste en ser conocedores de lo que hacemos. Por eso les damos información completa objetiva”.

¿Advierte el folleto de los efectos adversos y daños que puede provocar el mal uso de las drogas? Si lo advierte. ¿Es en ocasiones, como afirma Jorge Azcón, Concejal del Ayuntamiento de Zaragoza y portavoz del Grupo Municipal Popular, “un manual de uso e iniciación” porque “se recomienda y aconseja cómo tomarlas”? Bueno, es una forma de verlo. Reduccionista desde luego, pero una forma de verlo, tan válida, supongo, como cualquier otra en esta sociedad de la posverdad donde se acostumbra a manipular emociones para influir en la opinión pública.

Si tenemos en cuenta que el cannabis, seguido de la cocaína, es la droga más habitual, cuyo consumo se concentra entre adolescentes y adultos menores de 35 años (datos obtenidos del Informe europeo sobre drogas 2017), editar un documento que informe sobre los efectos nocivos del consumo de éstas y otras drogas, para tratar de minimizar los riesgos entre la población, es algo perfectamente aceptable.

El apartado 2 del folleto sigue el mismo esquemas para todas las sustancias: composición, presentación, propiedades, posología (aquí se habla de cómo se suele consumir la droga, de la cantidad mínima necesaria para sentir sus efectos y de la dosis máxima que conviene no sobrepasar), contraindicaciones, precauciones (este apartado es de los más polémicos porque en él se indica que, por ejemplo, el cánnabis “es mucho más recomendable consumirlo sin mezclar y vaporizado”, o que el speed “cuando se ha hecho una pasta, puede ser útil calentarlo un poco hasta convertirlo en polvo”), efectos secundarios, otros “efectos secundarios”, interacciones e intoxicación.

Entonces ¿es cierto que, como alegan sus promotores, el folleto ofrece “información completamente objetiva”?

Diagnosticar si este documento se enmarca o no en la “estrategia de reducción de riesgos” que, según el Coordinador de ConCiencia, “es una vía aceptada dentro de las políticas preventivas en las comunidades autónomas de todo el país y es una estrategia transversal del plan nacional sobre drogas”, es algo que corresponde a los profesionales de la salud pública. De lo que yo, como simple lectora, puedo y quiero hablar es de esa supuesta objetividad con la que intentan venderlo.

Decir que la “guerra contra las drogas” es un “éxito“ porque lo que pretende, en realidad, es “generar superbeneficios, legitimar intervenciones militares y profundizar en el control social” no es nada objetivo. Añadir que, además de lo anterior, “la política de la prohibición” busca “el embrutecimiento general y hasta la pérdida de lucidez y de salud de la gente” es improcedente, deshonesto e irresponsable. ¿Te embruteces, enfermas y pierdes la lucidez, esnifando o inyectándote drogas, porque su venta está perseguida, o te embruteces, enfermas y pierdes la lucidez simplemente por el consumo, independientemente de que la sustancia esté prohibida o no?

Afirmar que “en muchos barrios, el trapicheo callejero se ha convertido en una salida a las dificultades económicas”, lleva implícita una justificación que puede resultar ofensiva para la gran cantidad de personas que, pese a la pobreza y el riesgo de exclusión social, jamás se han planteado recurrir a actividades ilícitas.

Apuntar que “los sentimientos de ansiedad, frustración o rabia que genera la injusticia social puede llevar al desaforado consumo de ansiolíticos; legales o no, incluyendo el alcohol, los de farmacia o los opiáceos ilegales”, vuelve a ser una afirmación que intenta convencer de que la situación hace inevitable la acción, es decir, el consumo.

Asegurar que “las recomendaciones provenientes de las instituciones no cuenta con el crédito necesario”, es excesivo y sin fundamento, otra cosa es que, una vez enganchados, se haga caso omiso de las mismas.

Totalmente de acuerdo con que para educar hay que utilizar un discurso coherente y que “el hecho de que los adultos se emborrachen en las fiestas sistemáticamente, para más tarde escandalizar porque los jóvenes beben mucho, es un claro ejemplo de incongruencia”.

 “No protege la ley; protege el conocimiento. No matan las drogas; mata la ignorancia”, es un lema desatinado que no responde a la realidad. Por ejemplo, que en las cajetillas de tabaco (la droga legal más consumida en el mundo) se informe, y con imágenes, de los efectos que produce en el organismo, de las enfermedades que tienen origen en su consumo, y se diga claramente que “FUMAR MATA”, no disuade a los adictos, ni a los que empiezan, de fumar. Por el contrario, desde que en 2011 se aprobó la conocida como ley antitabaco, el número de fumadores no ha dejado de disminuir (según la Encuesta Nacional de Salud 2011-2012 el número de fumadores desciende al 24,0%, desde el 26,4% del año 2006. Es la cifra más baja en 25 años).

La permanente insistencia en que “la prohibición no ha acabado con el consumo de drogas ilegales”, dejando entrever, pero sin decirlo, que hay que legalizarlas todas, e insistir en que “informar a los ciudadanos de manera clara y neutral es la única solución al problema”, dando a entender, pero sin decirlo, que la información proporcionada desde los organismos públicas o no existe o es interesada, es la discordante banda sonora de todo el folleto.

Léanlo, si quieren, y juzguen ustedes mismos.

IMAGEN FOLLETO DROGAS

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