Carolina Fernández, la ganadera confinada que ayuda en la lucha contra la COVID-19

Cuando se decretó el estado de alarma decidieron que lo mejor era salir de Menasalbas (Toledo), donde viven, para refugiarse con sus dos hijas en el campo de Ciudad Real, "sobre todo" porque una de ellas sufrió "episodios fuertes" de neumonía y "las primeras noticias nos daban miedo"
Carolina Fernández, la ganadera confinada que ayuda en la lucha contra la COVID-19
photo_camera Carolina Fernández, la ganadera confinada que ayuda en la lucha contra la COVID-19

La ganadera Carolina Fernández se confinó con sus hijas en una finca de Ciudad Real, mientras su marido permanecía en la granja de Toledo, para desde ahí llevar el negocio de carne de vacuno con el que además recaudan fondos destinados a pagar test de coronavirus entre afectados por parálisis cerebral.

Carolina y su marido Higinio gestionan Casa Gutier, especializada en la cría y comercialización de carne de ternera ecológica rica en omega 3, una iniciativa que ya le ha valido varios premios, entre ellos el de Joven Agricultora que concede Asaja y que recogió a primeros de año, semanas antes de que su día a día cambiase rotundamente, como al resto de la población.

Cuando se decretó el estado de alarma decidieron que lo mejor era salir de Menasalbas (Toledo), donde viven, para refugiarse con sus dos hijas en el campo de Ciudad Real, "sobre todo" porque una de ellas sufrió "episodios fuertes" de neumonía y "las primeras noticias nos daban miedo".

Desde ese momento, las agendas y horarios escolares quedaron aparcados para las pequeñas, y la rutina de Carolina también cambió "muchísimo", reconoce.

Entre semana, el reloj suena a las 8:00 de la mañana; se visten, "como si fueran a salir a la calle", y mientras las niñas atienden sus clases virtuales ella revisa el correo electrónico, recoge pedidos por teléfono y gestiona junto a uno de sus empleados, Luis, los pedidos cárnicos recibidos en la tienda en línea para organizar rutas y entregas. 

También acude al campo para que ver cómo está la ganadería y baja a comprar una vez a la semana al pueblo más cercano.

Según cuenta a Efe, su hija mayor echa "mucho de menos" a los amigos, a los profesores y las clases presenciales, pero lo lleva bien porque "ha descubierto" la cocina estos días, y la pequeña "está feliz" y "no quiere irse del campo".

Carolina es consciente de que el confinamiento en el campo "es un privilegio" y más aún durante esta primavera, en la que "está precioso".

"Cada día estoy más agradecida de pasar aquí la cuarentena. Reconozco que, en esta situación, el campo te hace desconectar y dejar de darle vueltas al coronavirus", remarca.

Eso no evita que sienta cierta pesadumbre por el hecho de no tener cerca al resto de seres queridos: "El silencio hace que la distancia parezca mayor", por lo que piensa en ese día en el que pueda abrazar a familiares y amigos, con los que promete organizar una barbacoa. 

"Volveremos a brindar y volveré a compartir las maravillas de la naturaleza y de Casa Gutier con todos los amantes de la carne", señala.

Entre esos "amantes" de su carne tienen a uno muy especial, Miguel Ángel, un chico afectado por una parálisis cerebral y que recientemente ha superado el coronavirus.

Él, junto a otros compañeros del centro en el que reside -de la asociación 'El Despertar'-, dieron positivo a la COVID-19 y Fernández vio que era el momento de prestarles ayuda para facilitar la realización de los test.

Por eso, el 5 % de todo el dinero recaudado en las ventas de su tienda por Internet desde el 25 de abril al 25 de mayo irá destinado a ese fin.

Expresa su deseo de que todo esto "termine pronto", porque es "un mazazo continuo" a la sociedad y a las actividades profesionales, pero sabe que es necesario tener "más paciencia".

Y lanza un último mensaje optimista: "Nunca se está preparado para algo así pero mantengo la ilusión por el cambio que va a venir".

Comentarios