El Sescam condenado a indemnizar a familia de una niña con 5,5 millones por daños en el parto

sufrió daños en el parto cuando su madre dio a luz en el Hospital 'Gutiérrez Orteg'a de Valdepeñas (Ciudad Real) en 2012, que la dejaron tetrapléjica
El Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) condenado a indemnizar a una paciente con 5,5 millones de euros - Fotografía: CLARA MANZANO/LANZA
photo_camera El Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) condenado a indemnizar a una paciente con 5,5 millones de euros - Fotografía: CLARA MANZANO/LANZA

El Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) ha sido condenado a indemnizar con 5,5 millones de euros a la familia de una niña que sufrió daños en el parto cuando su madre dio a luz en el Hospital 'Gutiérrez Orteg'a de Valdepeñas (Ciudad Real) en 2012, que la dejaron tetrapléjica.

La asociación 'El Defensor del Paciente' ha dado a conocer este miércoles esta sentencia, que ha establecido "la mayor indemnización de la historia de las negligencias médicas en España por una serie de errores médicos", ha indicado el letrado que ha llevado el caso, Francisco Javier Fernández-Bravo.

El abogado, que ha estado acompañado de la presidenta de 'El Defensor del Paciente', Carmen Flores, y la madre de la niña que sufrió las consecuencias de la mala praxis médica, A.P.C, han dado a conocer los detalles de esta sentencia.

Fernández-Bravo ha comentado que la sentencia reconoce el derecho de la menor y sus padres a recibir esta importante cantidad de dinero que deberán abonar el Sescam y las aseguradoras Zúrich y Mapfre, como consecuencia de las graves secuelas ocasionadas por errores médicos durante el parto en un Hospital Gutiérrez Ortega.

La sentencia condena tanto al ginecólogo como a la matrona que asistieron el parto por un delito de "lesiones por imprudencia profesional grave".

Según ha comentado Fernández-Bravo, y se recoge en la sentencia consultada por Efe, los hechos tuvieron lugar en octubre de 2012 cuando la madre de la niña acudió al Hospital de Valdepeñas al encontrarse de parto.

Una vez ingresada, durante el proceso de alumbramiento los profesionales sanitarios no evitaron el sufrimiento fetal que sufrió la niña, al tener "un proceder absolutamente negligente" y no adoptar las medidas necesarias "encaminadas a solucionar la situación de pérdida de bienestar fetal, en orden a la finalización del parto y evitación de un sufrimiento fetal irreversible".

La actuación médica desencadenó que la recién nacida sufriera "un grave y severo daño neurológico" como consecuencia de la falta de oxígeno, causada por el descenso repetido y mantenido de la frecuencia cardíaca fetal.

El letrado ha detallado que cuando A.P.C. acudió al hospital lo hizo tras una gestación normal, después de haber pasado todos los controles previos con resultados normales.

Fue durante el control de la evolución del parto cuando la matrona decidió prescindir de una de las dos cinchas que se utilizar para la monitorización de la frecuencia cardíaca fetal y el control de la dinámica uterina del sistema Eco-Doppler, sistema que tiene por finalidad la detección de los signos precoces indicativos de una posible pérdida de bienestar fetal.

Esa decisión impidió que se controlase efectivamente la situación física del feto.

Tampoco "se dio importancia a los 26 episodios de disminución de la frecuencia cardiaca del feto, a niveles de 80 e incluso 60 latidos por minuto que se marcan en el registro gráfico ni a las 9 anotaciones de bradicardia que quedaron impresas en dicha tira, esto es, descensos de la frecuencia cardiaca fetal, claras e inequívocas señales de alarma en la evolución de ese período de parto" y así se recoge en la sentencia, ha dicho el abogado.

La sentencia establece que pese a estas claras e inequívocas señales de alarma en la evolución, tanto el ginecólogo como la matrona, encargados del seguimiento y control del parto "y apartándose de la pericia que les era exigible en atención a sus conocimientos", tuvieron un proceder "absolutamente negligente", al no adoptar las medidas necesarias encaminadas a solucionar la situación de pérdida de bienestar fetal.

La madre de la menor, profundamente conmovida, ha explicado a los medios de comunicación, que su hija sufre la pérdida total de autonomía para las actividades esenciales de la vida diaria como hablar, comer, moverse o respirar.

"Me duele verla así" ha asegurado, tras relatar los esfuerzos que está realizando la familia para que cuente con las mejores atenciones y servicios que para ella son básicos como la fisoterapia respiratoria.

Asimismo, ha comentado que la intención de la familia es que la niña pueda ser escolarizada y ha agradecido las numerosas muestras de solidaridad que ha recibido la familia a lo largo de estos años.

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