Sanción a un juez por hostigar y humillar a una funcionaria tras negarse a ir a comer con él

La Comisión Disciplinaria del Poder Judicial impone al magistrado la multa máxima, 6.000 euros, por vejar a la trabajadora
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Según informa María Peral en El Español, un magistrado destinado en un Juzgado de Menores de Barcelona ha sido sancionado con la multa más alta que permite la normativa disciplinaria de los jueces -6.000 euros- por adoptar un "prolongado y humillante trato vejatorio" hacia una tramitadora procesal después de que ésta rechazara su invitación para ir a comer o a tomar café.

El juez, de 68 años, "quería crear una complicidad entre los dos", denunció la funcionaria, que era la encargada de transcribir las sentencias. "Me decía que siempre me había tenido una consideración distinta", "que menos mal que no tenía que dictarle [las resoluciones] a nadie más".

Las cosas cambiaron a partir de un día que, estando a solas, el juez le preguntó si quería ir a comer con él. Ella contestó "no, gracias".

"Al poco de ocurrir lo anterior, un día, a la vuelta del desayuno, me hace entrar en su despacho y, a puerta cerrada, me llama la atención sobre el horario". El juez solía empezar a dictar las sentencias a las 14.00 horas, a treinta minutos de la finalización de la jornada de la funcionaria, "y me dice que está harto de que yo le diga que se me hace tarde o me tengo que ir".

En las fechas siguientes el magistrado "constantemente se fija en si estoy en mi mesa o no, preguntando a los compañeros dónde estoy, con un controlcasi diario hacia mí" y empieza a dirigirse a ella "con faltas de respeto". Al día siguiente, sin embargo, le pedía "que no le tenga en cuenta lo que me dijo el día anterior" o "me invita a una bebida del office", lo que la funcionaria rechaza igualmente.

Portazos y amenazas

La situación estalló varias semanas después, cuando el juez "me dice que no me quiere en el Juzgado, que pida el traslado, que si no lo hago por mí misma él va a hacer todo lo posible para que me vaya. Finalmente me dice que 'me vaya a la mierda'. Cuando le pregunto '¿qué me ha dicho?' vuelve a insultarme diciéndome 'que me vaya a la mierda' de forma muy violenta, y se va dando un tremendo portazo".

"A los cinco minutos, que yo ya estaba en mi mesa, sale el magistrado de su despacho, y a una distancia de unos dos metros de mí, tira el expediente a mi mesa de forma muy agresiva, diciéndome 'subsane este error', quedando el expediente colgando de cualquier forma en una silla, y [tirando al suelo] todo lo que encontró en su paso, bolígrafos, botella de agua... Seguidamente, dirigiéndose a un compañero, le dijo 'que yo era una idiota' en voz alta. Acto seguido volvió a dirigirse a mí, amenazándome con que me va a abrir un expediente disciplinario por falta muy grave y que tendré noticias de él".

La funcionaria acudió al servicio médico de la Ciudad de la Justicia y, tras estar de baja, pidió otro destino y se marchó del Juzgado de Menores, en el que llevaba trabajando desde 2011.

Pero su denuncia no ha caído en saco roto: la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial ha sancionado al magistrado por abuso de autoridad y falta grave de consideración a un funcionario, acogiendo el criterio del Promotor de la Acción Disciplinaria, Ricardo Conde. El teniente fiscal, Luis Navajas, coincidió en la existencia de esa falta disciplinaria pero limitó la petición de sanción a 1.000 euros.

Testigos

Los funcionarios del Juzgado de Menores confirmaron la denuncia de la tramitadora en los hechos presenciados por ellos. Una de las compañeras admitió que cuando llegó a ese destino fue tratada de la misma manera por el magistrado, tras declinar también una invitación a comer, pero no se atrevió a denunciarlo.

El juez, por su parte, reconoció desconsideraciones "en dos momentos puntuales", pero sostuvo que la tramitadora presentó una denuncia "repleta de falsedades e inexactitudes" para "justificar sus deficiencias".

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