Sánchez Dragó se pasa al cine porno: protagonista de "La doma" a los 81 años

En unas semanas se estrenará como director y actor sadomasoquista. Unas nalgas con un yugo y las flechas... "Ninguna mujer que ha tenido trato conmigo dirá que soy machista", explica

Sánchez Dragó se pasa al cine porno: protagonista de "La doma" a los 81 años - EL ESPAÑOL
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Un reportaje de Daniel Ramírez publicado en EL ESPAÑOL

-Oiga, Dragó, se estrena usted como director y actor de cine porno.

-Sí.

-Lo que faltaba.

-¡Pero es sólo un divertimento! No tiene nada de acorazado Potemkin. Se ha hecho con cuatro perras.

-Y varios móviles.

-Sí, las cámaras son esas.

Alrededor de Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) suceden cosas. Por eso, como dictaba su admirado Baroja, simplemente tiene que dejarse escribir. Va de la vida a los libros, y no al revés. Justo antes de confesar este estreno erótico-cinematográfico charla con su cuarta mujer en el restaurante del barrio Salamanca que acoge la entrevista. “Disculpa, me he encontrado con...”, dice mientras se sienta y pide una copa de tinto. La última vez que recibió a EL ESPAÑOL, en su casa, una directora de cine asiática le perseguía armada de una cámara. “Lleva haciéndolo un montón de años. Cuando me muera, sacará la película, que narrará el amor entre un español y una japonesa”.

A mediados de abril, el escritor lanzará La doma, una narración sadomasoquista, las cincuenta particulares sombras de Dragó, remedando el famoso libro, el debut pornográfico del señor que dice follar más con 81 años que con veintitantos. Curas y militares incluidos. El producto formará parte -en calidad de invitado senior y sin competir- del festival de premios Bonobo, que reivindica el erotismo como forma de expresión artística y cultural.

-¿Y usted qué hace ante las cámaras?

-Soy el dios Baco, voy enmascarado, recibo en mi casa de Castilfrío.

Se refiere a su santuario en este pueblo soriano de apenas treinta habitantes, un viejo caserón que lo mismo sirve para rodar una película porno que para celebrar encuentros eleusinos. “El asunto empieza en la carretera, junto a un cartel que dice 'Travesía muy peligrosa'. Aquel día nevaba, hacía mucho frío y pasaba por la carretera un rebaño de mil borregos”, prologa Dragó, que ha elegido este restaurante porque quiere comer tartar de buey.

Los azotes del militar

-¿Quiénes son las dos mujeres que aparecen?

-Salen con el rostro cubierto, igual que yo, pero no se revela su identidad.

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