Sale todo lo que pasó: Rocío Flores tiró al suelo y “propinó varios golpes” y “patadas” a su madre

Esta es la historia de una ruptura. Se han contado muchas versiones de la misma. Demasiadas. Por fin sabremos lo que sentenció la justicia
Sale todo lo que pasó: Rocío Flores tiró al suelo y “propinó varios golpes” y “patadas” a su madre
photo_camera Sale todo lo que pasó: Rocío Flores tiró al suelo y “propinó varios golpes” y “patadas” a su madre

Una exclusiva del periodista Nacho Gay que publica VANITATIS 

Sentencia del Juzgado de Menores número 4 de Madrid 44/2013

“Sobre las 8:00 h del día 27 de julio de 2012, encontrándose la menor en el domicilio familiar junto a su madre, la pareja de esta y su hermano, inició una disputa con aquella en el transcurso de la cual le propinó varios golpes, llegando incluso a tirarla al suelo, para posteriormente seguir golpeándola, dándole varias patadas. Como consecuencia de los hechos, Rocío Carrasco sufrió policontusiones con equimosis en la región frontal derecha, con edema en ambas muñecas, en muslo derecho, en el antepié derecho y un hematoma en el segundo dedo del pie derecho, para cuya curación únicamente precisó de una primera asistencia facultativa y de las que tardó en sanar ocho días, uno de los cuales estuvo impedida para el ejercicio de sus ocupaciones habituales”.

Párrafo extraído del epígrafe correspondiente a los “hechos probados”

Viernes negro en Valdelagua

Retrocedamos en el tiempo hasta aquel 27 de julio del año 2012Es viernes, alrededor de las ocho de la mañana. Amanece en la urbanización Valdelagua, a las afueras de Madrid. Fidel Albiac aún duerme. También el hijo menor de Rocío Carrasco, David, descansa en otro de los cuartos del domicilio familiar sito en el término municipal de San Agustín de Guadalix.

En otra de las dependencias, concretamente en la cocina, desayunan las dos mujeres de la casa. Rocío Flores se ha levantado temprano para acudir a un cursillo de verano. Lleva todo el mes ocupada en dicho menester, ya que no coronó demasiado bien el curso escolar. Su madre, Rocío Carrasco, comparte con ella apenas un puñado de baldosas que dan forma (han pasado muchas cosas en esa casa en las últimas semanas) al puzle de una trinchera. En ese lugar, aquel día, a dicha hora está a punto de estallar una guerra mundial. ¿El arma nuclear? Una nectarina. Sí, una nectarina. Una simple excusa, quizá, si se tienen en cuenta los dantescos acontecimientos que habrían de suceder en el clan Jurado a partir de ese preciso momento.

Tras una disputa entre ambas mujeres que comienza por dicha pieza de fruta (según narraron en sede judicial), se suceden los gritos y los golpes en la casa familiar; ese día, más bien, casa del terror. Rocío Carrasco acaba en el suelo por dos veces. Aturdida. Así se refleja en la sentencia del Juzgado de Menores n.º 4 de Madrid antes referida. La primera vez cae sobre el suelo de la cocina. La segunda, intentando impedir la huida de su hija, muerde la lona del pasillo que da entrada a la casa.

La menor, que por entonces contaba tan solo con 15 años de edad, abre la puerta y sale corriendo. Atraviesa el jardín, accede a la calle y se introduce en el vehículo del chofer que todos los días la acerca al colegio de La Moraleja donde se imparte el ya mentado curso de verano. Estaba “muy nerviosa”, recoge la sentencia. Le comenta a aquel hombre que “su madre está tendida en el suelo”, tal y como este declaró cuando fue llamado como testigo en el proceso, y le pide que la lleve al cuartel de la Guardia Civil, pero el conductor se niega.

Su padre, Antonio David Flores, sin embargo, no lo hizo. Horas después de aquella aparatosa escena doméstica, Rocío Flores Carrasco declararía ante la benemérita contra su madre, a la que atribuyó un supuesto delito de malos tratos. Las cosas se ponían feas entre ellas. Más aún, si cabe. Han leído bien, por cierto. A pesar de lo narrado más arriba (recalcamos, los hechos probados en el juicio en el que acabaría derivando todo este entuerto) fue la hija quien denunció a la madre.

Se abriría entonces una causa, por lo penal, que a la larga se bifurcaría en dos. Y, paradojas del destino, como se viene anunciando, la procesada en un primer momento, Rocío Carrasco, no solo no saldría condenada, sino que la malograda en este espinoso asunto sería finalmente su hija, Rocío Flores, con la que desde entonces no mantiene ningún tipo de relación.

Esta es la historia de esa ruptura. La verdadera historia de esa ruptura.

Accede AQUÍ al especial de investigación que VANITATIS dedica a este caso

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