Opinión

El PP resucitó a medianoche

El socialismo recupera la hegemonía nacional y Sánchez es el único macho alfa de la izquierda. El PP mantiene el liderato de la derecha y Casado salva la cabeza. Ciudadanos se queda corto en el salto del sorpasso y Rivera tendrá que elegir en el cruce de caminos y poderes donde se encuentra. Vox, con los humos algo rebajados, menos truenos y vocerío, tiene buenas llaves, las de Madrid son de oro, y se vuelve a percibir como útil y no solo para entregar senados al PSOE sino para enviar a Carmena a hacer magdalenas. Los cuatro tienen, en cualquier caso, alguna tajada en el plato aunque también alguna maldita espina atragantada en la garganta. Uno, mucho y por todos lados, el otro lo que no ha perdido y la joya de la corona recuperada, este que va sumando y tiene muchas sartenes por el mango y aquel que ya pinta y que no le pueden dejar de lado. Los cuatro pueden mojar en el plato y pinchar algo. Todos, pero falta el quinto.

De Podemos y Pablo Iglesias no han quedado ni las raspas. Bueno, el gaditano, Kichi que no es de los suyos y el de Zamora, que es de Izquierda Unida. A las alcaldías del cambio se las ha llevado el viento, la marea, sus peleas, desmesuras, disparates y imposiciones a los ciudadanos. En las Autonómicas han perdido hasta la hijuela, quedándose incluso sin representación alguna, como en Castilla-La Mancha, Page se los ha comido a ellos (y a todos los demás) con patatas. En muchos lugares han desaparecido del mapa o son irrelevantes y tan solo en alguno pueden condicionar, La Rioja, un gobierno. En el Parlamento Europeo han perdido 5 escaños, antes con Izquierda Unida sumaban un total de 11. Prueba fehaciente del desastre sin paliativos y de la hecatombe sufrida fue la huida de los Iglesias-Montero de las cámaras. Pablo Iglesias no asomó en la amarga noche coleta por pantalla alguna. Tal vez estuviera cortándosela. Razones tiene. En el Ayuntamiento de Madrid, ayer su Alhambra hoy jardín llorado, donde acabó alineado con quien ni siquiera tocó la rosa, en la Comunidad, vapuleado por Errejón, que rozó el triplicarle en asientos y donde se remató la noche triste de los podemitas. El nombramiento de Ministro que daba por hecho colgar en la chimenea de la dacha ha salido en estampida y a las cuatro patas... Si en las generales el desplome podemita (cerca de la mitad de los escaños) se vio menos ante la magnitud de los populares en este caso es el naufrago más visible de todos los que bracean por no ahogarse.

Los pactos van a ser de ahora en adelante lo que nos ocupe. La pelota en el tejado de Ciudadanos, con cuyos votos pueden sumarse mayorías y arrebatar comunidades y alcaldías a los socialistas o sumarse a ellos y quitarles feudos regionales y locales a los populares. En ello estará la decisión clave y trascendental. Para atar poderes, sí, pero en este caso supone una decisión de mucha mayor envergadura y trascendencia. Un veletazo de Rivera, ahora hacia los socialistas, conlleva un riesgo que bien pudiera ser letal para los naranjas y su definitiva renuncia a ser referente y líder de alternativa alguna al socialsanchismo. Su credibilidad se vería, y llueve ya mucho y seguido, sobre mojado, puesta en cuarentena o considerada ya como enfermedad crónica. 

Quien se ha levantado con bastante mejor cara ha sido Pablo Casado. Tenía en contra bola juego, partido y dejar, o que se la quitaran, la raqueta. Y el juez de silla se la dio peor que mala a las ocho de la tarde. Y el PP estuvo muerto hasta la media noche. A Casado le estaban ya tomando las medidas para hacer la caja y por las teles, los tertulianos en casi unánime festejo le preparaban la mortaja. Hasta eso de la media noche, que a quien se les puso cara de entierro fue a muchos de ellos. No habían ni mirado lo que iba escribiendo en twitter, ahí es donde lo han arrinconado, el siempre cortés, sensato y gran profesional Victor Arribas, que de Madrid sabe más que nadie y de la evolución de sus recuentos aún más todavía y que detectó muy pronto el vuelco que venia. Primero en el Cibeles y en Sol luego. Acertó de pleno, al tiempos que todas las encuestas a pie de urna, estrepitoso el fiasco de Sigma Dos y Telemadrid amplificado por todos los que lo dieron por bueno, se convertía en un boomerang que dejaba sin dientes a quienes los exhibían en gran sonrisa de triunfo.

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