Paloma Cuevas intenta salvar los muebles de sus empresas con Ponce, que no firma el divorcio

Algunos flecos económicos han impedido la firma del divorcio, que aún no se ha producido. La empresaria está impulsando la distribución internacional del aceite gourmet del torero
Paloma Cuevas rompe su silencio y da un guantazo sin manos a Enrique Ponce y su novia Ana Soria - Fotomontaje: Informalia
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Según informa en exclusiva Paloma Barrientos en VANITATIS, la Finca Cetrina, en Navas de San Juan (Jaén), es un espectacular terreno de algo más de 900 hectáreas donde se combinan la explotación agrícola y ganadera. En ella construyeron Enrique Ponce y Paloma Cuevas una preciosa casa de estilo andaluz que fue su segundo hogar mientras formaron un matrimonio feliz. La finca es propiedad en parte de Ponce y en parte de la empresa Cetrina Sociedad Limitada, a través de la que se gestiona también la producción de un aceite de oliva virgen extra de merecida fama.

Paloma Cuevas fue la impulsora de crear este aceite propio con la producción de los olivos de la finca. Era otra manera de rentabilizar el campo. Esta nueva empresa se unía a otros activos como la ganadería de vacas, sementales, lanar, una yeguada y toros bravos con el propio hierro del torero. El tema agrícola estaba menos aprovechado hasta que Paloma planteó la idea de comercializar el aceite. Hasta ese momento era solo para regalar a los amigos y de consumo propio.

Se puso en marcha el negocio que el matrimonio decidió que llevaría personalmente Paloma. Entre otras cosas, por sus conocimientos académicos. Diseñó el envase en azul y oro y con la letra P enmarcada en la barriga de la botella. Enrique era la cara visible y quien se encargaba de presentar el producto con entrevistas que se organizaban en la finca y con una puesta en escena de lujo. Se abrieron las puertas de La Cetrina a la prensa, que hasta ese momento era el reducto personal e inexpugnable del matrimonio. Después se eligió la zona gourmet de El Corte Inglés para comercializarlo, y en varias ciudades como Madrid, Valencia o Granada acudió el torero a los centros comerciales para promocionarlo.

"El olivar de Enrique Ponce se extiende en las fincas de Cetrina y Avenzas, las dos muy cercanas, en el término municipal de Navas de San Juan. En las 400 hectáreas destinadas a este cultivo intensivo crecen 53.000 árboles. Aceite de cosecha temprana, fruto de aceitunas picual recogidas a finales del mes de octubre [...]. La variedad picual tiene carácter, es potente. Y el aceite de Enrique Ponce, según su productor, tiene aroma, sabor y color peculiares. Ese rasgo picante característico de la picual se matiza, y nos queda un aceite afrutado, que huele a zumo de aceitunas. Un aceite con personalidad muy mimado", se puede leer en la publicidad.

Ponce era el reclamo y Paloma, la mano empresarial que movía el producto tanto en restaurantes y tiendas de alto nivel como los citados grandes almacenes. También comenzó a funcionar la exportación a Latinoamérica. Se establecieron líneas comerciales sobre todo con México, donde el todavía matrimonio tiene grandes amigos como Miguel Alemán Magnani y su familia. El abuelo fue presidente de México y son una de las grandes fortunas del país. En la mansión de Acapulco y en las fincas de los Alemán fue donde se comenzó a conocer la botella azul y oro de aceite de España.

Paralelamente, Enrique Ponce tenía otros intereses económicos, de los que se encargaban principalmente su hermano Álvaro y su socio Tomás Poblaciones. Paloma Cuevas, empresaria, licenciada en Económicas y Dirección de Empresas, prefería no intervenir en estos otros negocios de su marido para que no hubiera interferencias, ni siquiera cuando salieron mal algunas inversiones. Álvaro Ponce, el hermano de Enrique, ha sido desde que era un veinteañero la mano derecha del torero para todo tipo de menesteres. Mientras Enrique se jugaba la vida en la plaza, Álvaro se ocupaba de casi todo lo demás, y es un hombre conocido y respetado en el mundo taurino. Sin embargo, según datos del Registro Mercantil, en el año 2017 dejó sus cargos en las sociedades del torero, y Paloma Cuevas empezó a interesarse más por los asuntos de su marido, aunque sin demasiado margen de actuación.

Con el aceite las cosas fueron diferentes, se puso al frente desde un principio y, de hecho, las ventas iban muy bien hasta que llegó la pandemia. Se paró la exportación, se cerraron restaurantes y las zonas gourmet de las tiendas, el stock se quedó sin distribuir. La temporada de recogida de la aceituna para la producción del aceite tampoco se ha podido llevar a cabo en las mismas condiciones de siempre.

El producto se comercializa a través de su propia web y de El Corte Inglés, a 19,80 euros la botella de 500 ml. Los resultados de la empresa, de momento, no son buenos. En 2018 perdió 324.136 euros, lo que disparó casi un 90% las pérdidas respecto a 2017, cuando se dejó 39.000 euros. El nuevo informe de cuentas presentado en diciembre en el Registro Mercantil ahonda en los malos datos. La empresa, que da trabajo entre personal administrativo y agrario a casi 30 personas, perdió 207.000 euros en el ejercicio 2019, una cantidad significativa (aunque reduce las pérdidas en más de 120.000 euros). En este proyecto gastronómico, Cuevas y el torero de Chiva no están solos, y cuentan con la colaboración de la Sociedad Cooperativa San Juan Bautista de Navas de San Juan, que es quien trabaja la aceituna y elabora realmente el aceite.

A pesar de contar con las mejores credenciales, el informe de cuentas advierte de la viabilidad de la compañía en uno de sus apartados. Al cierre de 2019, el capital social de la entidad asciende a 3.545.971 euros. "Las pérdidas acumuladas han dejado reducido el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social de la empresa", un extremo que, con arreglo a la Ley de Sociedades, implica que la compañía debería disolverse, "a no ser que este se aumente o se reduzca en la medida suficiente y siempre que no sea procedente solicitar la declaración de concurso". Dice el informe que el administrador único (Ponce) "deberá convocar Junta General" para solventar esta situación.

De alta calidad

Pero Paloma Cuevas está decidida a que el proyecto salga adelante, se trata de un producto de alta calidad que ya había logrado cierta fama en el mercado gourmet. La empresaria se ha puesto manos a la obra para retomar lo antes posible los canales de distribución tanto en España como fuera. Según se contó en la 'Crónica rosa' del programa de Federico Jiménez Losantos, Paloma aprovechó su viaje navideño a la República Dominicana para renegociar algunos acuerdos relacionados con la venta del aceite. Además de sus hijas, también le acompañaron su primo y su mujer, que se han convertido en su escudo protector. Este pariente es también uno de los asesores que tiene Paloma a la hora de poner de nuevo en marcha la empresa del aceite.

Siete meses después de su sonada separación, Enrique Ponce aún no ha firmado el divorcio que sí está rubricado por su mujer. Se están renegociando algunos flecos económicos que tienen que ver con cómo ha cambiado la situación económica de las empresas comunes debido a la pandemia. No se pueden usar los parámetros de hace unos meses. Parece ser que el padre abogado de Ana Soria está aconsejando al torero en este aspecto.

Otros negocios

Enrique Ponce es uno de los mejores toreros del escalafón y lleva tres décadas jugándose la vida en los ruedos en España y en América. Sin embargo, el buen hacer que ha demostrado en las plazas no ha asomado de momento en su faceta como empresario. Más allá de las socorridas inversiones inmobiliarias, no ha tenido demasiada suerte con las iniciativas que ha puesto en marcha, como le ocurrió hace tres años con Crisol, un espectáculo picassiano a medio camino entre el baile y la tauromaquia. De esta mala pata empresarial da cuenta el Registro Mercantil, donde el nombre de Ponce aparece en varias sociedades.

El torero ha invertido el dinero que ha ganado en los toros a lo largo de estos años y cuenta con varias empresas dedicadas a la gestión de alquileres. Ponce es propietario de varios locales comerciales y naves en Úbeda, Villacarrillo, Torremolinos o Fuengirola que alquila a otros empresarios. Los locales albergan negocios tan dispares como una discoteca o un supermercado.

La gestión de estos alquileres se lleva a cabo a través de diversas sociedades. CPM Building, por ejemplo, cuyo accionista mayoritario es Cetrina SL, está dedicada a la compra, venta y explotación de bienes inmuebles, y es la que más alegrías le da. Cuenta con un activo de más de cuatro millones de euros y en el último ejercicio del que hay constancia (2018) registró unos beneficios de 82.000 euros. Un 'subidón' respecto al año anterior, cuando perdió cerca de 700.000 euros.

A su vez, CPM Building es matriz de otra sociedad, Sucesores de Benito Zoido, dedicada a la producción agrícola pero también a la explotación de inmuebles tanto rústicos como urbanos. Esta empresa, que tiene su sede en Jaén, cerró 2019 con pérdidas de 72.000 euros (un mal dato pero mejor que el de 2018, cuando se dejó 185.000 euros).

Parece que, de un tiempo a esta parte, las empresas remontan.

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