Opinión

Una de pala, por favor

Creo que la única vez en mi vida que salí públicamente en defensa de Pepe Blanco fue cuando de ministro le cayó una nevada bastante fuerte, aunque bastante más suave que Filomena (nombre de mi abuela materna, por cierto) y amen de liarla en la A-3 hubo también problemas en las ciudades. Y floreció un clamoreo tremendo contra Pepiño, al que culpaban algunos muy airados en las teles de que no podían sacar el coche.

Quizás porque uno se crió en un pueblo de Guadalajara, en la Alcarria Alta y cerca ya de la Sierra de Ayllón y de la Sierra de Pela seguntina, tiene querencias campesinas, y no ha perdido raíces ni presencias y ha visto como actúa el personal cuando llega el nevazo y se barrunta el hielo, es por lo que entonces y ahora no pude sino decir que hay cosas que no hay que esperar que vengan a resolvernos y que no es pérdida de derechos ciudadanos el limpiar a puerta de la casa, la del garaje y un trozo de acera si es menester. Si es un edifico de vecinos mejor, porque así se pueden turnar y hasta hacer una brigadilla. Hace falta alguna pala, claro está. Así que hagan una derrama para comprar unas cuantas para la próxima vez.

Pero no hace falta siquiera fijarse en el medio rural que ahí el personal se sabe organizar y echarse una mano, o un tractor, para salir del atolladero. Miren lo que hacen en los países más dados a estas inclemencias. No se si lo dan por la tele, reconozco que me estoy quitando cada vez más, pero allí el personal de toda condición y gobierno se pone de inmediato al tajo y deja su "espacio" como un primor. Y no se pone a gritar que tiene que venir un funcionario a limpiarle digamos, por ejemplo, la entradita y la acera de la fachada del chalet de Galapagar.

Los funcionarios, o sea los servicios públicos, están y no dan abasto para otras cosas y lo que necesitan es ayuda y un poco de comprensión, amen de que no se haga el imbécil y les compliquen aún más la situación. En lo que deben estar es en intentar que las carreteras, los accesos, los viales los servicios públicos de trasporte y abastecimiento puedan recuperarse cuanto antes y volver a funcionar. Incluso, y esto si podía aprenderse, para próximas ocasiones tomar medias de prevención. Como por ejemplo cortar drásticamente el trafico tanto en la red que tenga grave riesgo de verse afectada y en la propia urbe también y limpio el espacio de coches ponerse a desparramar todo lo que pueda hacer que la nieve se acumule y se hiele después. Pero ¿alguien se atreve aquí a tomar una medida así?. Ni aunque tenga en sus manos nada menos que un estado de Alarma a su disposición para seis meses.

La cosa ha sido, y va a tardar en dejarnos respirar, muy seria. Posiblemente sea la peor tempestad de nieve en la Meseta sur desde casi mediados del siglo pasado. Pero tampoco hay que dramatizar y menos aún ponerse a lanzar desgarradoras llantinas por lo que a veces no pasa de una incomodidad. Yo estoy, bien claro ha quedado, con el personal de echar mano a la pala y ver que se puede ir haciendo por uno mismo o con el vecino de al lado. Vamos, que el ver a los vecinos metiéndose en faena me ha parecido lo mejor, lo más normal y un buen hábito que si se perdió, es mejor recuperar. Todos tenemos por lo menos un pueblo o al menos un abuelo que nació en él.

Tampoco vendría mal un copo de sentido común. Y esperar, claro, y no ponerse a hacer el tonto, a que se pueda circular con alguna garantía y siempre con precaución. Que en esto ya es hora de decir también que las imprudencias y los desbarres es cosa de que empiecen a costarle algo a quien las comete. Sea en esto de ahora o aquello tan frecuente de ponerse a hacer el cabra en zapatillas y con una sudadera y que luego venga a rescatarte, jugándose el tipo ellos, la Guardia Civil a 2.000 metros de altura. Vamos que el riesgo que a ellos les "pone" a quien de verdad pone en peligro y gastos es a los demás.

En cuanto a lo de Filomena y los políticos tampoco, que quieren que les diga, me pide sangre la pluma y lo que me viene a la cabeza, al ver como otros no dejan de mojar en ella, es aquello italiano de "Piove, porco goberno" o "Goberno ladro (ladrón)". Aunque hombre, eso si lo vi, y me causó una reseñable impresión digna de glosa, la estelar y temeraria aparición de Pedro Sanchez al descender de un impresionante vehículo, que solo tiene paragón en aquel Mercedes 540 G4 W131 de tres ejes y seis enormes ruedas que le regaló Hitler a Franco y que es ahora la joya del parque automovilístico del Patrimonio Nacional. Tras apearse de él, nuestro arrojado presidente caminó impávido con triunfante osadía, nada menos que quince metros por la calle, hasta alcanzar la puerta del ministerio. Allí bendijo los operativos que su Estado Mayor presidido por el general de siete estrellas Abalos había dispuesto y hecho ejecutar con eficacia y celeridad. ¿Que menos que se autoconcedan una medalla y se impongan una cruz por esta nueva y gran victoria, que unir a las del Covid, contra la terrible Filomena? Pensionada, faltaría más.

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