Opinión

MULA

El octogenario Earl Stone (Eastwood) ha dedicado toda su vida a la floricultura donde, a fuerza de dedicación y de robar tiempo a su familia durante años, se ha labrado un nombre. La irrupción de las nuevas tecnologías en el mercado acaba con su negocio. Cuando acude a la fiesta preboda de su nieta, donde ni su exmujer ni su hija quieren verlo, uno de los invitados se percata de su delicada situación económica y le ofrece un trabajo: conducir, solo conducir.

Acuciado por la necesidad Earl se presenta en la dirección indicada donde unos tipos, tatuados hasta las cejas y armados hasta los dientes, le entregan un móvil que apenas sabe manejar, una bolsa que debe trasladar de un estado a otro sin abrir y unas instrucciones que debe seguir a rajatabla. El avispado Earl acepta el curro sin hacerse preguntas.

El primer porte para ayudar a la familia. Otro más para recuperar la granja. Un tercero para comprarse una molona camioneta nueva que sustituya a la que conduce, tan oxidada y achacosa como él. Un cuarto para rehabilitar el hogar de veteranos… Así, de la noche a la mañana y sin remordimiento, Earl pasa de criador de lirios a traficante de drogas para un cártel mexicano: su nombre en clave Tata (el abuelo de la familia).

Entre el nutrido grupo de personajes que acompañan a Tata, destacan Laton (Andy García) jefe del cártel que lo introduce en el mundo del narcotráfico y los agentes de la DEA Colin Bates, interpretado por Bradley Cooper (no dejen de ver Ha nacido una estrella, película que dirige y protagoniza junto a Lady Gaga) y su compañero Trevino (Michale Peña), encargados de poner fin a la carrera delictiva crepuscular de este camello extemporáneo.

Estando interpretado y dirigido por Clint Eastwood, era de esperar que Tata Stone no fuera una mula cualquiera sino una bien terca que no entiende eso de cumplir órdenes al pie de la letra porque obedecer va en contra su naturaleza y carácter.

Puede que pensando en que sería su última vez delante de una cámara (no sé si detrás), da la sensación de que Eastwood ha querido reírse de los personajes que le dieron fama. Tal vez por eso, aunque aparece menos violento (no empuña ningún pistolón de esos que parecían a su mano pegados, ni propina un solo puñetazo), durante la fiesta que su jefe le organiza en México se permite el gusto, nunca mejor dicho, de filmarse a si mismo dándose un homenaje sexual no con una sino con dos mujeres a las que triplica la edad (¡88 años no son nada para Harry El Sucio!). La disfunción eréctil, ni está ni se la espera.

Vejez, inmigración, racismo, exaltación de la amistad, soledad… Son muchas las semejanzas entre este personaje y el de Walt Kowalski, protagonista de Gran Torino, dirigida por Eastwood en 2008. Ambos son veteranos de guerra; ambos tienen relaciones familiares complicadas; ambos tienen problemas para adaptarse a los nuevos tiempos; ambos son intolerantes y ambos, como se suele decir “a la vejez viruelas”, terminan aprendiendo a respetar lo diferente aunque no lo comprendan.

Otra cosa que nos permite ver este penúltimo testamento vital de Clint, puede que a su pesar, son las bondades del Estado del bienestar y por qué frente a quienes, desde su situación de privilegios e influencias, niegan las diferencias y defienden la intervención mínima del estado en la vida social y económica, tenemos que defenderlo a capa y espada.

Con casi 90 años Earl pierde su negocio y, sin derecho a pensión alguna, en las postrimerías de su vida se ve obligado a delinquir no solo para salir adelante él, sino para ayuda a costear los estudios de su nieta (proclama la importancia de contar con una buena educación) y los gastos médicos de su exmujer que, aquejada de una grave enfermedad, recibe tratamiento en casa y no en un hospital.

Pero, ironía del destino, Tata Stone logrará vengarse de ese sistema que lo arrincona y logrará que el Estado termine corriendo con todos sus gastos.

Hay quienes dicen que una película mala de Clint Eastwood siempre es mejor que una buena de cualquier otro director. Puede que tengan razón.

Lo cierto es que aun siendo bastante floja, y pesada en algunos tramos, la película entretiene.

Como siempre, ustedes deciden.

MULA CARTEL PELICULA

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