La triste muerte y últimas horas de Lucía Bosé: sola en un hospital completamente desbordado

La actriz italiana, madre de Miguel Bosé y Paola y Lucía Dominguín, fallecía este 23 de marzo por coronavirus en un hospital de Segovia
Lucía Bosé en una imagen de archivo - EFE
photo_camera Lucía Bosé en una imagen de archivo - EFE

Según informa en exclusiva Cristina Rodrígo en EL ESPAÑOL, solo tres días. Uno, dos y tres. Ese es el tiempo que duró Lucía Bosé en el hospital tras ingresar después de presentar síntomas evidentes de coronavirus. Nada más pudieron hacer por ella. Ni sus familiares, confinados por el estado de alarma decretado hace ya más de una semana por el Gobierno, ni los médicos que la atendieron a su llegada al centro médico. A las complicaciones en el estado de salud de la italiana, que se fue deteriorando por momentos, y a su avanzada edad se le unió uno de los grandes problemas que está teniendo el sistema sanitario español: la falta de recursos y el desbordamiento de los centros.

Según ha podido saber EL ESPAÑOL, la actriz fue trasladada al Hospital General de Segovia desde Brieva, la pequeña localidad de apenas 50 habitantes donde la madre de Miguel Bosé (63) residió los últimos años de su vida, después de presentar fiebre y tos. Ingresó directamente en "cuidados paliativos por falta de respiradores", como comenta una persona próxima al entorno de la artista. Esta es la unidad a la que se deriva a los pacientes por los que ya nada se puede hacer, lamentablemente. El domingo por la noche fue sedada tras su empeoramiento y el lunes 23 de marzo por la mañana falleció.

EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con el centro médico quien ha confirmado de mano de su departamento de prensa la saturación que están sufriendo sus instalaciones: "Tenemos falta de espacio. Se han abierto salas como el salón de actos y el gimnasio para seguir tratando a enfermos por el coronavirus. Nos falta material también. Sobre todo EPIs (Equipo de Protección Individual tales como mascarillas y guantes). De los respiradores, de momento, no tengo ninguna constancia y no podemos dar datos de ningún paciente en concreto".

Miguel Bosé publicó hace dos días en sus redes sociales un texto de denuncia donde expresó su indignación por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19: "El dolor y la frustración que siento viendo esto y sabiendo todo lo que hay detrás, desde el sufrimiento de las familias hasta el esfuerzo solidario de los profesionales del orden público y hospitalario, me indigna de tal manera que lo único que deseo es ver el fin de tanto pesar. El gobierno del país no da la talla, pero eso ya lo sabíamos. Aquí en México el ataque apenas está empezando. Lo peor está aún por llegar. Estoy con todos y cada uno de vosotros. Fuerza y aguante. Os quiero", escribió. Unas palabras que ahora cobran más fuerza que nunca ya que en el momento de su publicación, en su cuenta de Instagram, su madre ya se encontraba hospitalizada y recibiendo paliativos sin que el resto del mundo fuera consciente de ello.

Al drama de los enfermos por coronavirus en los hospitales se añade otro peor si cabe: su muerte en soledad. El caso de Lucía Bosé no es distinto al de los 2.696 muertos que registra España al cierre de este artículo. Murió sola y sin nadie cercano que sujetara su mano en su última expiración. Quizás sí lo hizo algún médico por humanidad. Aunque a Lucía Bosé le gustara la soledad, como había repetido tantísimas veces a lo largo de su intensa vida, seguro que este no es el final que imaginaba para ella.

Los restos mortales de Lucía Bosé serán incinerados y en su último adiós no habrá velatorio. Paradojas de la vida, así es como ella quería que fuera su despedida. "El día que me muera no dejes que me lloren, no quiero tristeza ni llanto, no quiero tanatorio, tráeme flores y repósame al sol, en este rincón de aquí... en el pequeño cementerio de Brieva, aquí al sol, que ya sabes que yo soy muy friolera", le decía la italiana a Tuana Llorente, la persona que estuvo con ella los últimos años de su vida. A lo que su fiel amiga ahora ha respondido:  "Flores pondré cada día, para que no te puedas quejar, que es lo único que querías en este día y no te lo he podido dar", continúa. 

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