Opinión

Jueves negro

Nada salió como se esperaba. La presidenta de Castilla-La Mancha, transfigurada en adalid de la Constitución Española a lo “Libertad guiando al pueblo” de Delacroix, tuvo que conocer a finales de la semana pasada y cuando se apilaban los coches en dirección al puente de la Inmaculada, un sapo judicial que bien podría merecer que el cargo de secretaria general del partido tuviera derecho de devolución

Nada salió como se esperaba. La presidenta de Castilla-La Mancha, transfigurada en adalid de la Constitución Española a lo “Libertad guiando al pueblo” de Delacroix, tuvo que conocer a finales de la semana pasada y cuando se apilaban los coches en dirección al puente de la Inmaculada, un sapo judicial que bien podría merecer que el cargo de secretaria general del partido tuviera derecho de devolución.

Cuando el caso Bárcenas dormía el “sueño de los justos” y en plena pre campaña Navideña en la que volver a vender la excelencias de los productos castellano-manchegos, a María Dolores de Cospedal se le volvió a aparecer como en el cuento de Charles Dikens, el fantasma de las Navidades pasadas para recordarle la feliz idea que, por estas mismas fechas, la señora presidenta regional, tuvo al engendrar el arma de doble filo llamado “demanda” por ir a defender su honorabilidad.

El Grinch Judicial -ésta vez en versión toledana y en diferido- se le apareció de nuevo a los ‘populares’ en un Jueves Negro para decirle a la presidenta que no ha lugar a los 200.000 euros -bonita y reiterativa cifra ésta- que Cospedal reclamaba a Bárcenas “in chains” y al rotativo “El País” por dar y publicar aquellas famosas servilletas del ex tesorero ‘popular’ -antaño compañero del Senado- en las que se ponía de manifiesto que, según la “tradición” del PP, se solía retribuir a los mandatarios del partido con sobres nominativos en “B”.

Como quedó demostrado -y adelantábamos en nuestro editorial “Viernes de (María) Dolores”- el juez entendió que si Bárcenas no había entregado al medio las citadas anotaciones, ya que así lo aseguró “El País”, lo único que quedaba por saber era cuándo el juez diría que nadie tendría que abonar absolutamente nada.

El tema queda ahí. No sabremos si fue Trías o la Santa Madonna quien entregó los papeles al periódico pero lo que ya queda judicialmente probado es que, como Bárcenas lo escribió, pero no lo entregó para que se publicara, las lesiones al honor que pudiera haberle asestado su conocimiento público, en cualquier caso no les son atribuibles.

Con la derrota al filo del mediodía y las risas aún en el recuerdo del archiconocido tropezón contra el árbol del 18 de octubre, la Presidenta ya venía con un mal desayuno de partida.

Su consejero más notable y reconocido -ahí están los cargos nacionales del partido- y el menos popular entre la comunidad docente y los estudiantes, provocaban a primera hora de la mañana, un susto en la casa ‘popular’ castellano-manchega, que dejaba mal sabor en la celebración adelantada del Día de la Constitución.

Cadena SER, medio de referencia -como también lo son El País y El Mundo cuando no y cuando sí hablan de Bárcenas- lanzó un cañón de luz hacia Albacete, denunciando -con fuentes- el famoso caso del “por el arco las listas yo me paso” de la mujer del segundo.

El aparataje ‘popular’ activaba las defensas “ipso facto” para lo que parecía que iba a ser el tema del día. Pero claro, el revés judicial de Bárcenas a Cospedal -a quien hasta la justicia le reviste ya de cierta inquina hacia la dirigente del PP- eclipsó minutos después lo que parecía había sido una pétrea victoria en retaguardia.

Escuchando decir en “Al rojo vivo” al cirujano en cuestión que había operado a la señora de Marín que en otro caso similar por el que tuvo que dimitir el gerente del Hospital de Hellín, sí que hubo injerencia política, créannos si les decimos que en este otro caso, lo único que hizo el susodicho Calatayud fue sembrar aún más dudas.

Y de vuelta al auto judicial del jueves, los ‘populares’ y la propia Cospedal no tuvieron sino la feliz ocurrencia de subrayar, vía CMT, lo que el texto también dice y lo único que del mismo les convenía; que no es otra cosa que, según la Secretaria General, la cualidad de mentir de Bárcenas y la “injerencia en mi honor y en mi buen nombre”.

Hombre, puestos a evaluar, y yendo a por 200.000 euros -no sabemos si de nuevo- repetimos aquello de que Cospedal acudió el 18 de octubre a por lana y salió trasquilada.

Cabe recordar que además de los dineros que no ha cosechado, la dirigente ‘popular’ se granjeó nuevas acusaciones de Bárcenas, en sede judicial, quien puso de relieve -siempre según sus palabras- que tanto ella como su jefe se repartieron 50.000 euros de nada, cuando el Caso Gürtel interrumpió el cobro en B de los dineros negros del PP, como venía siendo tradicional.

Y visto que el juez Ruz ya ha dicho que en el PP -se ponga como se ponga Cospedal- hay indicios de contabilidad paralela, el buen nombre de la dirigente al menos queda, de momento, en duermevela.

La gestión de este tipo de situaciones y la alegría esgrimida por los ‘populares’ porque el juez Yunta dijo que Bárcenas no hay quien le crea porque cambia de versión a cada instante, y porque además considera que los papeles “suponen un claro y evidente menoscabo de la dignidad personal y profesional” de Cospedal, no parecen como para dar los botes de satisfacción que han exhibido de manera sobreactuada los comunicados del PP.

Sin necesidad alguna de enmarañar aún más la maraña, la secretaria general, expuso el pasado 18 de octubre a su partido y a su presidente al altavoz de Bárcenas y eso tiene escasísimo rédito electoral que es lo que el partido encomienda, principal y básicamente a su secretaría general.

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