Iker Casillas y Sara Carbonero o la fuerza del cariño: la verdad sobre su complicada situación

La periodista admite que tras el infarto de su marido y su cáncer de ovario no pasan por su mejor momento
Iker Casillas y Sara Carbonero o la fuerza del cariño: la verdad sobre su complicada situación - Fotomontaje: Informalia
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Según recoge Informalia, podemos decir sin miedo a equivocarnos que tanto Iker Casillas como su mujer viven un verano complicado después del infarto que sufrió el portero y el cáncer que le detectaron Sara Carbonero. Pero, a pesar de su juventud, tanto el futbolista como la presentadora saben luchar y ganar.

El 27 de noviembre de 1997 Iker Casillas tenía 16 años y estaba en el instituto cuando, en mitad de una clase, le llamaron al despacho del director. Jupp Heynckes, entrenador del Real Madrid, le convocaba de urgencia para viajar a Rosenborg (Noruega). Illgner y Contreras estaban lesionados y en la portería solo quedaba Cañizares. Así que el portero del Juvenil A, un chavalín, dio aquel día sus primeros pasos hacia la fama; aunque hasta 1999 no pasó a formar parte de la primera plantilla madridista.

Ha pasado el tiempo, no tanto. Íker solo tiene 38 años pero su vida en el Real Madrid, plagada de éxitos, no fue, sin embargo, un camino de rosas, como no lo es ahora, una vez que su corazón le ha trasladado de la portería a los despachos del Oporto.

El 1 de mayo, mientras se entrenaba, sintió un fuerte dolor en el pecho, le costaba respirar y, una vez alertados los médicos del equipo, fue conducido de inmediato a un hospital. No había dudas, estaba sufriendo un infarto. La noticia conmovió al mundo entero. Casillas, a 20 días de cumplir 38 años, se cruzó insospechadamente con la muerte. Pero salió vencedor del trance. El guardameta siempre ha salido triunfador de las grandes batallas, pero no sin dejarse jirones en el camino.

Ocurrió durante el primer mandato de Florentino Pérez en el Real Madrid (2000-2006), cuando Iker envió a un amigo el siguiente sms: "Cómo le odio!!!". Sus relaciones con el presidente no pasaban por su mejor momento. El portero se veía rodeado de galácticos y entendía que su estatus en el equipo no era proporcional a su salario. En aquella época, hubo partidos que se resolvían de la siguiente manera: "Casillas para y Ronaldo golea". Como si solo jugarán ellos dos. A Florentino le costaba adaptar el sueldo del que ya por entonces mostraba trazas de grandísimo portero a los de Beckham, Zidane, Figo o Ronaldo. Y el meta exigía más.

Sin embargo no le guardó rencor a Vicente del Bosque cuando le relegó al banquillo para entregar la titularidad a César Sánchez. El técnico le quería más motivado, más entregado, más intenso en los entrenamientos, a pesar de que las condiciones del futbolista eran tan extraordinarias que no necesitaba entrenar como otros para demostrar su calidad incuestionable. Fue en la temporada 2001-2002, y fue en la final de la Champions, en Glasgow, contra el Bayern Leverkussen donde recuperó su rol. César se lesionó, él le sustituyó, Zidane metió el "gol del siglo", Iker hizo tres paradas esenciales y el Madrid alcanzó la novena.

Su actuación fue tan destacada que las dudas en torno a su titularidad se disiparon y llegó a jugar 725 partidos con el Real Madrid. La portería era suya, en el Madrid y en la Selección, con un punto de inflexión importante y trascendental: 11 de julio de 2010; España se proclama campeona del mundo en Johannesburgo y Casillas, al final del encuentro, en la zona mixta, se funde en un beso universal con Sara Carbonero delante de las cámaras. En el triunfal viaje de regreso de La Roja, el cancerbero abandona su asiento en primera para hacer todo el trayecto, entre arrumacos, al lado de la reportera en clase turista.

Dos años antes, en 2008, Casillas ya se había proclamado con España campeón de Europa, éxito que repitió en 2012. Los títulos del guardameta con el equipo nacional y su relación con los internacionales del Barcelona despertaron unos tremendos celos en Mourinho, que terminó por ser el principio del fin de la carrera de Iker en el Madrid, aunque al final se fue antes, y le precedió en la salida del club. La de Iker se produjo en 2015, quedaba atrás el lustro en que de forma consecutiva, año tras año, era considerado el mejor portero del mundo. Su relación con el presidente estaba tan deteriorada como en los tiempos duros de Mourinho,así que se imponía salir de "su casa" después de veinte años, 16 de ellos en el primer equipo.

Con una despedida impropia de quién fue uno de los pilares en la historia del Real Madrid, Casillas clausuró su etapa madridista con una conferencia de prensa en la que apareció solo. Su destino, Oporto. Una vez en la ciudad portuguesa, fue sorprendido en un restaurante comiendo con Julen Lopetegui, el entonces seleccionador español.

Durante el almuerzo, Lopetegui le transmitió su intención de no volver a convocarle para La Roja. Y empezó otra vida, junto a Sara Carbonero. Ya había nacido Martín (3 de enero de 2014), el primero de sus dos retoños; luego, dos años más tarde, llegó Lucas. Carbonero pidió la excedencia en Mediaset y prosiguió en Oporto con sus empresas, ocupándose fundamentalmente de su marido y de sus dos hijos. La vida discurría plácidamente con regulares apariciones en redes sociales, con sus compromisos profesionales, publicitarios, alguna colaboración en prensa y con su empresa de moda junta a su socia e íntima amiga, la presentadora Isabel Jiménez.

El infarto y el tumor

El Oporto conseguía meterse en los cuartos de final de la Champions, Casillas negociaba la renovación del contrato hasta 2020... Y sufrió el infarto (1 de mayo) y todo cambió. Dos semanas después, con él ya fuera del hospital, a Sara la extirparon un tumor maligno en un ovario. "Esta vez me ha tocado a mí, esa dichosa palabra de seis letras que todavía me cuesta escribir". Así lo reflejó la periodista en su Instagram.

Sara no se separó de Iker cuando sufrió el infarto y Casillas no se ha separado de Carbonero en estos momentos tan duros y cruciales. Al portero le han dicho los médicos que tardará al menos nueve meses en recuperarse del hachazo. La carrera del futbolista se ha terminado, ya no podrá colocarse entre los palos. "¡Fue un infarto agudo!", recuerda algún especialista. Parece que le han caído diez años encima, se está medicando y la enfermedad de su mujer ha sido otro golpe durísimo. Todo influye. Por eso ha dado un paso a un lado y por ahora formará parte del staff del Oporto, para encargarse de las relaciones entre los jugadores y el equipo técnico con la directiva. Un enlace, mientras anuncia definitivamente su retirada y agota el año y pico que le queda de contrato.

Mientras tanto, el club ha contratado al sustituto de Casillas, el argentino Marchesin (31 años, procedente del América mexicano, fichado por 7,2 millones hasta 2023). Con esta incorporación, el Oporto pone fin a una etapa; aunque Iker continúa sin desvelar si volverá o no a los terrenos de juego. Pero es una duda, sobre todo existencial. Le cuesta trabajo admitir que ha dejado de ser portero; pero será él quien lo anuncie cuando lo estime oportuno, y eso no será antes de febrero de 2020, cuando se cumpla el plazo de recuperación que han establecido los médicos. Entre tanto, Sara continúa con su tratamiento en la Ruber Internacional,donde acude con regularidad, sin olvidarse de la familia en Nalacruz, el pueblo donde creció Iker, o de la suya en la localidad toledana de Corral de Alamaguer.

Viven los Casillas Carbonero entre Oporto, los pueblos de la infancia, Madrid y la Ruber. Ella se recupera, como él, poco a poco.

La propia presentadora, que ya fue intervenida, nos acaba de explicar cómo afronta la situación que le ha tocado vivir y cómo valora los pequeños detalles. La conclusión es que tanto ella como el ex portero de la Roja no se van a rendir porque saben luchar y vencer, y sobre todo, saben disfrutar de los pequeños momentos.

Por ejemplo, este fin de semana, su hijo Martín le regaló una rosa con espinas y el obsequio del pequeño le hizo  reflexionar. "Este verano está siendo un poco diferente. Las semanas transcurren entre médicos, pruebas, incertidumbres, maletas, mucha improvisación de última hora, ratos de alivio pero sobre todo están llenas de momentos muy intensos que estoy saboreando como nunca", escribía la periodista en su Instagram.

Carbonero insiste en la importancia de estos detalles que quizá antes pasaban desapercibidos. "De repente las cosas más cotidianas y banales del mundo han dejado de serlo para convertirse en instantes únicos y mágicos, muchos problemas se han ido de golpe".

Íker Casillas y Sara Carbonero cuentan con el cariño de sus hijos, de su familia y de sus muchos amigos para remontar. "Siento a mi gente más cerca que nunca y me estoy riendo, creo que como jamás antes lo había hecho. Porque la vida es así, un cambio constante, un regalo precioso pero envenenado. Una rosa con espinas, como la que me ha traído Martín a la cama. Cuando le he preguntado si se había hecho daño al cogerla me ha dicho que sí... Le hemos quitado las espinas y la hemos metido en un jarrón con agua. - ¿Ahora te gusta más? Le he preguntado. - No mamá, ahora no parece una rosa de verdad", cuenta la presentadora que decía el joven Casillas. De momento, Íker y Sara han aprendido a apreciar la belleza de la vida, tan bella como una rosa. Pero a veces pincha y sangras. Ahora les toca quitarse las espinas. Ánimo y duro con ella.

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