A medida que el dolor fue empeorando, Hickey acudió al hospital Chorley, de Lancashire, donde simplemente le recetaron paracetamol y le enviaron a casa, aconsejándole volver a urgencias si el dolor empeoraba. Sin embargo, la hinchazón se agravó y su compañero de habitación le encontró muerto, menos de doce horas después de haber probado el pastel. La causa de la muerte fue descrita como asfixia.
Patrick Waugh, un patólogo que realizó un examen post mortem, dijo que el caso era muy raro y sólo se ve normalmente en personas que han inhalado humo en incendios domésticos, que queman las vías respiratorias. En el hospital alegaron que ante la falta de quemaduras en la boca y en la lengua del hombre no pudieron encontrar el daño. Siete años antes de este mortal suceso, Hickey ya sufrió un derrame cerebral "catastrófico" que le dejó con dificultades para caminar y hablar.