Opinión

Familias y sociedades inclusivas

El 20 de septiembre de 1993, la Asamblea General de Naciones Unidas decide que el 15 de mayo de cada año se celebre el Día Internacional de la Familia. La celebración de este año resalta el papel de las familias y las políticas familiares como elemento importante para el cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenible 16, en términos de promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible. Por eso el lema de este año es ‘Familias y sociedades inclusivas’.

El concepto de familia se ha transformado continuamente y evolucionado a lo largo de la historia. Pero lo cierto es que hay unanimidad en considerar a la familia como unidad básica de la sociedad, por eso el Día Internacional de las Familias nos permite abordar aspectos sociales, económicos y demográficos a la vez que se sitúan en la base de la educación, la convivencia y la cohesión social.

Si, en términos generales, la familia se puede considerar como un grupo de personas que están relacionadas y que conviven juntas, también podemos decir que la familia es una unidad de protección, que la familia es sólida, frágil pero también diversa. Existen familias nucleares, familias extensas, familias monomarentales, monoparentales, homoparentales, adoptivas, acogedoras y reconstituidas. La familia es algo más que un fenómeno puramente biológico, es una construcción cultural en la medida en que cada sociedad la define de acuerdo con sus necesidades y su visión del mundo.

Por ello, la Declaración Universal de los Derechos Humanos manifiesta que la familia es un elemento natural, universal y fundamental de la sociedad y por ello tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. La familia es una expresión de la sociedad y debe ser un espacio de desarrollo sano de oportunidades para todos sus miembros. En la familia se aprende y en la familia se educa para ser persona. Allí se adquiere el carácter y se aprenden emociones positivas. Se aprenden la alegría, el perdón, la compresión, la solidaridad. Se aprende para la vida, para la equidad, para las diferencias, para ser mejores personas y mejores ciudadanos.

Pero también en las familias encontramos realidades vulnerables, riesgos socioeconómicos o psicosociales. Se pueden encontrar dificultades, desigualdades, inequidad. Las administraciones públicas tenemos la responsabilidad de proteger a la ciudadanía y a su núcleo más esencial que son las familias, y lo hacemos respetando su diversidad y su complejidad, cuidando a las familias.

El Gobierno de Castilla-La Mancha ha puesto en marcha en esta legislatura el Plan Cuida, un plan para cuidar a las familias y a todos sus miembros desde la prevención, desde la atención de las dificultades y desde la intervención cuando las problemáticas están presentes. Por ello, desde la prevención, es fundamental el apoyo a las familias que tienen hijos e hijas con programas específicos y especializados, como el de parentalidad positiva. Se trata de apoyar a las familias con hijos e hijas en la educación, una educación responsable, una educación que prima el respeto y, sobre todo, que prima la no violencia.

En segundo lugar, es importante prevenir las dificultades. A este respecto, estamos desarrollando un programa de prevención de la pobreza infantil para evitar la transmisión intergeneracional de la pobreza que se está desarrollando, fundamentalmente, con familias que tienen dificultades sociales y económicas.

Una realidad en la que hemos trabajado nada más comenzar la actual legislatura, conscientes de que debíamos actuar en uno de los puntos más vulnerables, donde más ha incidido la crisis económica y financiera de los últimos años. Ahora, como aliciente para seguir trabajando, tenemos más de 4.000 hogares menos en nuestra tierra con todos sus miembros en paro que hace apenas tres años. No es un motivo de orgullo, era de justicia desarrollar políticas para quienes más lo necesitan.

Y, en tercer lugar, la intervención cuando realmente las familias tienen problemáticas que hay que atender, y hacerlo además desde la Administración, como los programas de atención a la familia que, en nuestra región, Castilla-La Mancha, son públicos. Estamos hablando del programa #TúCuentas, programa contra el acoso y ciberacoso en la infancia y la adolescencia; programas de atención a la familia que se desarrollan en nuestra comunidad desde hace tiempo pero que en esta legislatura se han impulsado significativamente, como son los Puntos de Encuentro Familiar, dirigidos a las familias que, a pesar de la separación conyugal siguen siendo padres, y este programa permite facilitar las visitas de los niños y niñas con el padre o la madre no custodio; los Centros de Mediación, Orientación e Intervención Familiar para apoyar a las familias en las dificultades de separación o de divorcio, y también en la problemática que eso conlleva; el programa de intervención en abuso sexual en la infancia y el programa de intervención en violencia familiar dirigido fundamentalmente a la violencia ascendente, es decir, la violencia de hijos a padres.

El bienestar de la infancia y la familia es un compromiso del Gobierno de Castilla-La Mancha, por ello, además de todos los proyectos específicos que se desarrollan en nuestra comunidad, a principios de año, el Gobierno se adhirió al Pacto por la Infancia de Unicef con el objetivo de crear acciones de protección a la infancia y a la familia, y acordamos la creación del Consejo Regional de Infancia y Familia, que incluyera una mesa de participación infantil como órgano consultivo y de consenso.

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