La extraña muerte de Iván, protagonista inesperado de Netflix en la serie sobre la 'Montaña Asesina'

El 'Triángulo Esmeralda' de California es la capital mundial de la marihuana. Muchos jóvenes de todo el mundo van cada año a ganar dinero; algunos como el español nunca regresan

La extraña muerte de Iván, protagonista inesperado de Netflix en la serie sobre la 'Montaña Asesina' - EL ESPAÑOL
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Un reportaje de David López Frías publicado en EL ESPAÑOL

El 30 de noviembre de 2017, un joven montañero de Maracena (Granada) llamado Iván Liñán Cano se dirigía al aeropuerto de California. Llevaba menos de dos meses  en Estados Unidos. Había llegado allí un mes antes buscando trabajo, pero una serie de circunstancias personales le hicieron decidir largarse de allí y volverse a España. Hasta el aeropuerto lo llevaba un paisano suyo que también reside en California. Durante el trayecto, sin justificación aparente, Iván se bajó del coche y se adentró en el bosque. El avión partió hacia España sin Iván y a él no lo volvieron a ver con vida. 

Hoy, 9 de febrero, se cumple un año de la aparición del cadáver de Iván en un bosque de Humboldt (California). Lo más inquietante de este asunto es que Iván es solamente uno más de la larga lista de jóvenes desaparecidos y/o asesinados en este condado. Por eso lo llaman Montaña Homicida (Murder Mountain). 

Cartel de desaparición de Iván Liñán. Su cadáver apareció hace un año.

Humboldt es la capital mundial de la marihuana. Un condado rural y montañoso de California del Norte. Se le conoce como el ‘Triángulo Esmeralda’ porque de allí sale entre el 60 y el 80% del cannabis que se consume en Estados Unidos. Una gigantesca selva de sequoias de más de 10.000 kilómetros cuadrados y sólo 120.000 habitantes censados. A través de caminos sin pavimentar, con las cunetas llenas de coches abandonados, se llega a las ocultas granjas de marihuana. 

La fiebre verde en el lejano oeste

California es el auténtico lejano oeste. Si a mediados del siglo XIX se vivió la fiebre del oro, ahora le toca a la fiebre verde.  Humboldt  se ha convertido en un reclamo para jóvenes llegados de todas partes del mundo, sin papeles y buscando dinero fácil. También llegan otros buscando algo parecido a un festival de verano, fumando hierba gratis, conociendo a gente y cobrando bien por ello. Por un día pelando cogollos de marihuana se pueden ganar hasta 300 dólares al día. La mayor parte de las granjas no hacen contrato y pagan en negro. A cambio, no piden permiso de trabajo ni preguntan tu origen. 

Este negocio está en manos de mafias con pequeños ejércitos privados. La policía hace la vista gorda ante los problemas y deja que los delincuentes los solucionen a su manera. Ese es el escenario en el quese esfuman tantas personas. “La montaña además es tan grande que se convierte en un lugar ideal para esconder cadáveres”; cuenta Chris Cook, una detective norteamericana que lleva año trabajando en sucesos en Murder Mountain.

Una granja de marihuana en Murder Mountain

En los últimos años se han registrado tantas desapariciones (232, más que en ningún otro condado del estado) y tantas muertes sin resolver, que Netflix acaba de estrenar una serie sobre este misterioso asunto.

El documental se llama Murder Mountain y profundiza en varios casos de jóvenes desaparecidos o muertos el Triángulo Esmeralda en los últimos tiempos. Los protagonistas son los familiares de un chico de San Diego que llegó para plantar marihuana y acabó asesinado, y la madre de una chica australiana que fue a Humboldt a trabajar y sigue en paradero desconocido. Pero aunque la serie se centre en estos dos casos, el del granadino Iván Liñán Cano también está presente. Los carteles con su fotografía y su condición de desaparecido aparece en varios momentos de la serie. Cuando se rodó, el cuerpo de Iván todavía no había aparecido.

1968, el principio de todo

La marihuana llegó a Humboldt en el 68. La trajeron los miembros de una comuna hippy que se instalaron en el bosque. Pretendían convertirse en una comunidad autosuficiente que se procurase sus propias necesidades: plantaban su propia comida, construían sus propias viviendas… y cultivaban su propia marihuana, “porque la hierba es una necesidad de cualquier hippy”, cuenta Douglas Fir, uno de los fundadores. 

Las condiciones climatológicas de la zona (cálida y húmeda) y la vasta extensión de terreno montañoso (ideal para ocultar plantaciones ilegales) convirtieron de inmediato a este rincón de California en el principal exportador de marihuana para el resto de Estados Unidos y Canadá. 

Pero lo que empezó siendo un experimento hippy acabó siendo un reclamo para las organizaciones criminales. El negocio de la marihuana es demasiado goloso como para que la mafia no quiera controlarlo, como pasó en los años 20 con la ley seca, o con los casinos en Las Vegas.

Empezaron a proliferar las plantaciones clandestinas por toda la montaña, lo que llevó a necesitar mucha mano de obra. Eso atrajó a muchos jóvenes ávidos de dinero rápido y también cada vez a más mafiosos. Se desvaneció el espíritu original. Los hippys se acabaron marchando y la zona se convirtió en una factoría de sucesos. Enfrentamientos entre bandas, ajustes de cuentas… Todo ello, bajo el más estricto código de silencio.

Coches y señales tiroteadas

“Vas circulando con el coche por la montaña y lo primero que te llama la atención es que todas las señales de tráfico de las carreteras están tiroteadas. No hay ni una sin disparar. Y las cunetas están llenas los coches abandonados y destrozados. Tiroteados también por supuesto”, explica Rocío, una catalana que se marchó este verano a Humboldt para trabajar en una granja de marihuana. “Cuando llegué no tenía ni idea de que había tantos crímenes y desapariciones; si me hubiera enterado quizás no hubiera venido. Pero bueno, la verdad es que va muchísima gente de todos los países a trabajar allí”, asegura. 

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