Opinión

Por eliminación

Tenemos la impresión de que todo lo que está ocurriendo en España,  en referencia a la recuperación económica sucede por pura eliminación, es decir, la propia inercia de la vida hace que se encauce la situación, a costa de dejar a gente por el camino. El descenso de las cifras de desempleo no se debe a  las reformas de un gobierno de escasa iniciativa, sino a la emigración de personas que ya han perdido toda esperanza  de encontrar un trabajo, y hacen de la resignación su principal identidad. No se están tomando medidas políticas adecuadas  para que en la población no se abra cada vez más la brecha de la desigualdad, que tiende a ser un auténtico terremoto de destrucción del estado del bienestar social.

Por desgracias ajenas, nos aprovechamos de la eliminación de los destinos turísticos de los países del norte de África, los naturales competidores en la oferta  de sol y playa,  a los que nuestros vecinos europeos ya no viajan, por el  miedo al terrorismo islamista, que tanto daño hace a esas economías. Pero en general, en el día a día estamos convencidos de que en España se realiza el deporte de la supervivencia, pero no siempre vence el más fuerte ni el más preparado. Además la principal muestra de eliminación es la despoblación del país, sobre todo de Castilla, la región histórica,  que con tanta nostalgia miraban los escritores de la Generación del 98, destacando su decadencia después de un pasado lleno de esplendor, como bien hemos estudiado en nuestros libros de historia. El aclamado ensayo  “La España vacía” de Sergio del Molino, editorial Turner, muestra con un estilo ameno y fluido un análisis de   la despoblación  de las zonas rurales y del envejecimiento de sus habitantes.

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