Opinión

El sainete

La Real Academia Española ofrece varias definiciones acerca de lo que es y representa un sainete. Por irónico que pueda parecer, en casi todas encajaría la situación por la que atraviesan –lo correcto sería decir: que empantanan– las negociaciones entre el Partido Popular, Ciudadanos y Vox para formar gobierno en las regiones de Murcia y Madrid. Si nos quedamos con que se trata de una obra teatral en uno o más actos frecuentemente cómica de ambiente y personajes populares, ahí tendrían acomodo Albert Rivera y Santiago Abascal fingiendo el primero que no conoce al segundo y a éste reclamando una foto con el primero bajo amenaza de romper la baraja e impedir que el centro derecha pueda gobernar las citadas comunidades autónomas. En todo sainete hay un tercero que hace de bueno o lo intenta. Es el papel de Pablo Casado, presidente del PP y principal interesado en que salga adelante el acuerdo a la manera como se llevó a término en Andalucía a primeros de año.

Si, al final, Rivera y Abascal se hacen la dichosa foto Isabel Díaz Ayuso (PP) sería presidenta de Madrid y otro tanto sucedería en Murcia con Fernando López Miras, candidato también a presidente por el Partido Popular.

Lo que la colección de desplantes, algunos de ellos grotescos, entre Ciudadanos y Vox nos está ofreciendo es la imagen de la falta de madurez de algunos responsables políticos. En el caso de Rivera cuesta entender que habiendo firmado en Andalucía un pacto con el PP que aparejaba aceptar el apoyo de Vox y teniendo como tiene a un vicepresidente de la Junta de Andalucía (Juan Marín) y varios consejeros, en el caso de Murcia y Madrid decida no tener tratos con Vox. Es cierto que con algunas de sus declaraciones y tuits Vox se ha puesto en evidencia reflejando una concepción grosera, casi tabernaria de las relaciones políticas, pero si Ciudadanos quiere tocar poder les necesita. Negarlo -como intenta hacer Albert Rivera- presenta ribetes freudianos: la dirección de Ciudadanos ha interiorizado el estigma que lanza la izquierda contra todo aquél que pacta con Vox... y les desaloja del poder. Como sucede en Andalucía. Puesto que las compañías de teatro cambian de cartel en función del éxito o rechazo del público cabe pensar que el sainete habrá terminado a la vuelta del verano.

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