Los abusos que sufrió Pepa Flores (Marisol): A veces no podía salir al escenario por los cardenales

La actriz que ha recibido el Goya de Honor de 2020 decidió retirarse de los escenarios y pasar al anonimato
Pepa Flores (Marisol), al descubierto: de los abusos sexuales y la explotación al anonimato
photo_camera Los abusos que sufrió Pepa Flores (Marisol): A veces no podía salir al escenario por los cardenales

Este sábado Pepa Flores (Marisol) ha recibido el Goya de Honor que han recogido con un emotivo mensaje sus tres hijas, pero la vida de Pepita no fue fácil tal y como se pone de manifiesto en los siguientes artículos que rescatamos de la hemeroteca:

Según recogía ABC el pasado mes de octubre, Pepa Flores (71 años), más conocida como Marisol, es sin duda una de las figuras más importantes que despegó en década de los sesenta en nuestro país. Proveniente de una familia humilde, su vida cambió para siempre cuando en el año 1959 llamó la atención de Manuel Goyanes durante una de sus actuaciones con el grupo de Coros y Danzas de Málaga, en el que entró por su sobresaliente voz y su gracia a la hora de bailar.

Años más tarde, y con una gran cosecha de éxitos internacionales a sus espaldas, la joven contrajo matrimonio con Carlos, uno de los hijos de Goyanes, en un enlace fallido que duró tres años. «Al año de casarnos me dijo que estaba enamorada de Joan Manuel Serrat», llegó a decir él con el tiempo. Posteriormente, y tras un breve romance con el cantautor, comenzó a salir con el bailarín Antonio Gades, con quien se casó en Cuba con Fidel Castro como padrino, y que fue el primer gran amor de su vida. Pero en 1986 él la dejó por la multimillonaria suiza Daniela Frey, un año después de que la actriz  se retirara de la vida pública.

Lo cierto es que durante su romance con Gades su vida cambió para siempre: recuperó su nombre y comenzó una nueva etapa que culminaría con el anuncio de su retirada. Pero, aunque ella se ha empeñado en «enterrar» a Marisol, el interés hacia su persona se ha mantenido vivo durante los 30 años que lleva alejada del foco mediático. Y es que, si de su vida como artista ha ido saliendo a la luz prácticamente todo, su vida tras la retirada es un completo misterio.

Pepa Flores se instaló de nuevo en Málaga, su tierra natal, donde ahora comparte su vida con el italiano Massimo Stecchini, 11 años menor que ella, que es su pareja desde hace tres décadas y con quien vive su historia de amor más larga en una casita alejada del campo con un huerto y con gallinas. «Vive feliz, tranquila, retirada, relajada», aseguró su hermana, Vicky Flores, en la entrega que «Lazos de Sangre» le dedicó el pasado mes de agosto: «Lo único que quiere es paz». 

No obstante, a raíz de la emisión de dicho programa el interés hacia la artista creció exponencialmente y la presión mediática hizo que, por primera vez, su marido estallara ante los medios de comunicación. «Esto es una cosa que es insoportable para nosotros. Esto ha creado una tensión tremenda», dijo para el programa de «Viva la Vida». Y dejó claro que «ella habló hace 30 o 40 años» y que «nunca más hablará» sobre su vida. 

Y es que, según las palabras de su hermana, viviendo la vida en el anonimato, Pepa «ha ganado autoestima, paz, tranquilidad y disfrutar de la vida un poquito».

ABUSOS SEXUALES

La vida de Pepa Flores no fue fácil. A continuación recordamos íntegramente el impactante e interesante artículo que la periodista PIlar Eyre publicada en noviembre del año 2017 en la revista Lecturas, sobre los supuestos abusos que recibió Pepa Flores, Marisol.

"Artista, aantes era igual a putiplista”, me contaba Sara Montiel mientras se fumaba un puro; “una vez un productor intentó forzarme en mi camerino, y le pegué tal bofetón que se cayó al suelo; me amenazó, no volverás a trabajar en España”.

Lola Flores me confesaba que “el empresario siempre intentaba meterte mano y más cosas, era el peaje que tenías que pagar para que te llevara en la compañía”.

Carmen Sevilla, por su parte, admitía que “a pesar de que hubo muchos intentos de acoso y derribo porque yo era muy mona, conseguí casarme virgen con Augusto Algueró”.

Lina Morgan echaba mano de la ironía: “A mí no intentaron violentarme nunca, a pesar de mi belleza sobrenatural”, pero admitió que “había señores que invertían en el teatro por el derecho de pernada y vedetes que no tenían más remedio que dejarse”.

Pero el caso más trágico fue el de Pepa Flores, Marisol. Ella misma reconoció con amargura que “a los ocho años no era la niña angelical que todo el mundo creía… ya estaba más sacudida que una estera”. Desde que recorría los pueblos de España con cinco funciones diarias, Pepita sufrió tantos abusos que a veces no podía salir al escenario por tener el cuerpo lleno de cardenales. Terenci Moix me reveló que “su carrera fue un cúmulo de monstruosidades, una continua explotación, era compravendida como una esclava del zoco”. La misma Marisol habló de secuestro, vejaciones sexuales y maltrato en una entrevista estremecedora publicada en Interviú, “mi vida hasta que conocí a Antonio Gades fue una película de terror”, lo que la llevó a retirarse para siempre con 37 años. ¡Pero el oficio que esté libre del pecado de acoso sexual, que tire la primera piedra! ¡Otro día escribiré sobre aquel director de periódico y la pizpireta actriz! ¡Y lo del redactor de sociedad que…!"

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