'El Yiyi', otro padre coraje: dos años buscando a su hijo desaparecido en una narcolancha

Manuel Amaya, de 27 años, desapareció en agosto de 2016 cuando iba a bordo de una 'goma' del hachís por primera vez. Desde entonces, su progenitor busca saber la verdad desesperadamente. Aunque le pueda costar la vida

'El Yiyi', otro padre coraje: dos años buscando a su hijo desaparecido en una narcolancha - MARCOS MORENO / EL ESPAÑOL
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Según informa Andros Lozano en EL ESPAÑOL, “perdí a mi niño el 27 de agosto de hace dos años. Desde entonces, no he sabido nada de él”, dice José Amaya con la voz quebrada. Su hijo Manuel iba a bordo de una lancha de hachís por mitad del Estrecho. Su padre cuenta que era la primera vez que se subía a una. Lo convenció un primo hermano del chico, Luismi, al que apodan el Charlie y trabaja para un clan de la droga de La Línea de la Concepción (Cádiz).

“Yo se lo tenía prohibido porque sufría ataques epilépticos. Su cuerpo no ha aparecido. Los tres que iban con él, incluido el primo, me dijeron que ellos se durmieron y que, al despertar, mi Manuel ya no estaba. Pero ¿eso quién se lo cree? ¿Se esfumó?”.

Durante meses, José Amaya se desvelaba en mitad de la noche y pensaba en descerrajarse un tiro en la garganta. Hubo semanas en que ingería a diario un litro de whisky. Cerraba su negocio de pollos, se sentaba a una mesa de su negocio en soledad y la rabia le comía por dentro. Su refugio fue el alcohol. “Intentaba calmarme. Sé que no era el camino, pero me lo pedía la cabeza”.

Este miércoles, mientras el cielo lagrimea sobre el Campo de Gibraltar, José dice sentirse “roto”, “partido por dentro”. Pero también sin miedo. Lleva casi dos años queriendo saber qué ocurrió encima de aquella narcoembarcación. El día que desapareció Manuel, el menor de sus dos hijos, él no sabía que iba a bordo de una lancha. “Sé que me mienten. Sólo pido que uno de esos tres que saben qué pasó, me mire a los ojos y me diga la verdad. No quiero meter a nadie en la cárcel ni quedar de chivato. Sólo quiero vivir tranquilo”.

“No quería que se equivocara como yo”

José Amaya, al que se conoce como el Yiyi, tiene 58 años. Viste camisa de color azul claro y pantalón vaquero. Atiende a EL ESPAÑOL para contar por primera vez su historia. Lo hace en su asador de pollos, el 'Come y Calla', situado en Taraguilla, un poblado de San Roque vecino a La Línea y a Algeciras. Aquí, aunque se mantengan ocultos, los narcos se sienten poderosos. Desde que le perdió el rastro a su hijo, se ha convertido en otro padre coraje.

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