La vergüenza de los abusos sexuales en el campo: 'Se deshacen de nosotras antes de que denunciemos'

Una jornalera marroquí asegura, horas antes de subirse a un autocar que la devolverá a Marruecos, que la empresa para la que trabaja la envía a ella y a otro medio centenar de mujeres a su país de origen para evitar nuevas denuncias

La vergüenza de los abusos sexuales en el campo: 'Se deshacen de nosotras antes de que denunciemos' - MARCOS MORENO / EL ESPAÑOL
photo_camera La vergüenza de los abusos sexuales en el campo: 'Se deshacen de nosotras antes de que denunciemos' - MARCOS MORENO / EL ESPAÑOL

Según informa Andros Lozano en EL ESPAÑOL, Fátima llegó a Almonte (Huelva) el 27 de abril de 2018. Era una de las 19.000 jornaleras marroquíes que el sector fresero onubense contrató en origen este año para la campaña de recogida de la fruta. Este martes, a primera hora de la mañana, estaba previsto que la empresa que la contrató la montase en un autobús con destino a Tarifa. Desde ahí, Fátima se habrá subido a bordo del ferry que une la población gaditana con Tánger (Marruecos) a través del Estrecho.

Un día antes de volver a su país, Fátima muestra a EL ESPAÑOL su visado que le permite trabajar legalmente en España hasta el 31 de julio de este año. El Estado le autorizó a estar aquí durante un período máximo de 85 días. Pero hoy, 5 de junio, con casi dos meses de antelación de la fecha prevista, la mujer ha salido de la finca en la que se empleaba como temporera.

Fátima retorna a su país con 20 jornales a la espalda y, según dice, sin saber cuánto va a cobrar. La compañía que la contrató le ha dicho que ya no tiene tajo para ella ya que a principios de la semana pasada finalizó la cosecha. Ella, en cambio, piensa que la echan de la finca en la que estaba residiendo, ubicada entre Almonte y El Rocío, tras las numerosas denuncias por abusos laborales y sexuales presentadas en los últimos días ante la Guardia Civil por otras jornaleras contratadas por su misma empresa y también por otras.

“Nos montan en autocares para que no denunciemos. Se deshacen de nosotras. Si nos sacan de las fincas antes, nadie sabrá que sucede dentro”, asegura la mujer, que ha pedido que usemos un nombre falso cuando nos refiramos a ella para proteger su identidad. “Nos dicen que hasta que no nos subamos, no nos pagan. Una vez arriba, ya no hay nada que hacer”.

El Sindicato Andaluz de los Trabajadores (SAT) señaló la semana pasada a esta empresa tras escuchar los testimonios de varias empleadas de origen marroquí. Las jornaleras contaron al sindicato que uno de los empleados de la compañía frutícola, quien habría estado en contacto con ellas durante su jornada laboral, cometió presuntos abusos sexuales sobre ellas.

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