Los últimos días de 'Richi', el narco al que ni vivir en La Finca le salvó de las balas

Estaba considerado como uno de los más peligrosos delincuentes de toda España. Había intentado evitar el ataque viajando a Colombia. Dos sicarios le siguieron durante meses hasta el colegio en el que recogía a su hijo para aprenderse de memoria su rutina. Los últimos 20 años de su vida se entremezclan con las vidas de famosos y narcos en el mundo de la noche madrileña

Los últimos días de 'Richi', el narco al que ni vivir en La Finca le salvó de las balas - EL ESPAÑOL
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Según informa Juan Luis Galiacho en EL ESPAÑOL, “me cambio de casa. Voy a estar mucho más seguro viviendo en La Finca. No creo que allí se atrevan a tocarme”. Eso le dijo José Ricardo Rojas Montes, alías “Richi”, antiguo miembro de la banda de Los Miami, a uno de los pocos y fieles amigos que le quedaban. “Richi” intentaba buscar refugio entre los ricos y potentados, que habitan la lujosa urbanización de la Finca, en el término municipal de Pozuelo de Alarcón, a las afueras de Madrid. El que fuera uno de los principales lugartenientes de los Miami intentaba convertirse a sí mismo en un cadáver más. Que no fuera la suya una muerte anunciada.

Los últimos días habían sido muy complicados. Todo se precipitó desde que volvió a mediados de febrero de Colombia, su tierra natal. Y así ocurrió a las 9,20 de la mañana del pasado lunes 12 de marzo, cuando diez impactos de bala acabaron con su vida junto al British Council School, un colegio situado a escasa distancia de La Finca, en el exclusivo barrio madrileño de Somosaguas. “Richi”, acompañado de su actual mujer, otra colombiana, acababa de dejar en el British a su hijo, de tan sólo cuatro años de edad, que estudiaba allí educación infantil.

Era una sentencia a muerte que hasta él mismo conocía, pero que intentó evitar a toda costa, incluso viajando a Colombia repetidas veces. Su último desplazamiento fue el pasado mes de febrero, tres semanas antes de que fuera acribillado por un arma automática. Estuvo tres semanas en su país, intentando poner orden en todo. Pero de nada le sirvió, como tampoco cambiar su hogar y buscar su nuevo refugio en un enclave singular, no al alcance de muchos, la lujosa urbanización de La Finca.

“Richi” intentaba pasar desapercibido en un complejo compuesto por cuatro distritos de chalés y mansiones. Un enorme y arbolado búnker rodeado por varios perímetros de vallas, seguridad privada, cámaras y alarmas, y en dónde la privacidad es máxima. Allí muy pocos conocen a sus vecinos. De José Ricardo Rojas Montes no sabían ni cuál era su sombra.

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