Según recoge El Caso, alerta con una moda muy peligrosa: pintar o maquillar una mascarilla puede poner en riesgo la utilidad de esta. Las medidas de seguridad de todas ellas están diseñadas para evitar la propagación del coronavirus y hacer un mal uso puede llevar a no cumplir con este objetivo.
El símil con unas gafas
La farmacéutica, conocida con el sobrenombre de Boticaria García, alerta de que las mascarillas no se pueden manipular: "Es como si te compras unas gafas graduadas y cambias la montura porque te parece que quedarán mejor o te dedicas a pulir los cristales". Por eso, hace falta asegurar la garantía de los productos y poner pintura o maquillaje no da ningún tipo de garantía.
No es un complemento
La moda también se ha colado en las mascarillas, sobre todo las de ropa. Diseñadores y grandes marcas presentan esta pieza como si fuera un complemento más de la manera de vestir de nuestro día a día. Según García, este puede ser un grave error si "nos preocupamos más de la estética que de su funcionalidad".
Y concluye: "Nos estamos jugando la vida". Recuerda que lo mejor es hacer un buen uso de las mascarillas higiénicas o quirúrgicas. Coser, poner algún elemento decorativo y, en definitiva, manipularlas sin conocimiento es una práctica prohibida.
La alternativa
Si la moda también entra lo tiene que hacer con todas las medidas aseguradas. Y citan de ejemplo las que ha diseñado la Diputación de Zamora para los más pequeños: con un tejido especial para ellos y cumpliendo toda la normativa. La homologación siempre tiene que estar correctamente marcada a cada una de ellas.
Además, también temen que con la reducción drástica de los contagios, eso pueda comportar una relajación y recuerdan que "el bicho continúa presente en nuestro medio ambiente".