Tomás, el niño de 'Lo imposible' que sobrevivió al tsunami, conquista Georgetown

Estuvo a punto de morir en 2004 y ahora contempla absorto el escándalo de los másteres y doctorados 'regalados' de España

Tomás, el niño de 'Lo imposible' que sobrevivió al tsunami, conquista Georgetown - EL ESPAÑOL
photo_camera Tomás, el niño de 'Lo imposible' que sobrevivió al tsunami, conquista Georgetown - EL ESPAÑOL

Un reportaje de Sofía C. Rodríguez publicado en EL ESPAÑOL

“Hay que cambiar el mundo y eso solo no se hace”. A sus 22 años, Tomás Álvarez Belón ya cuenta con más experiencias que muchos que sobrepasan el medio siglo. Ha viajado -y estudiado- por todo el mundo, sobrevivió al tsunami de Tailandia en 2004 cuando tan sólo tenía ocho años y ahora es uno de los ‘cerebros fugados’ más prometedores de España.

Este veinteañero al que le faltan horas en el día aprovecha un viaje en tren para atender a EL ESPAÑOL. Es noche cerrada y él deja de lado su lectura actual -un libro sobre la Transición española- para reflexionar sobre la “desesperanzadora” polémica de los másteres de la Universidad Rey Juan Carlos y lo que tiene que aprender la educación española de la anglosajona. La primera en caer fue Cristina Cifuentes, le ha seguido la ya ex ministra de Sanidad Carmen Montón, obligada a dimitir tras ser acorralada por las irregularidades de su máster en la misma institución. También tres de los cuatro líderes de los grandes partidos están bajo sospecha: Pedro Sánchezsobre la autoría y posibles plagios de su tesis, Pablo Casado sobre si cursó o no legalmente el mismo máster que Cifuentes y Albert Rivera sobre su máster de quita y pon. Iglesias, el único -a priori- fuera de la lupa de la corrupción universitaria. 

Hace unos meses obtuvo su título, con suma cum laude, en Ciencia, Tecnología y Relaciones Internacionales por la prestigiosaUniversidad de Georgetown, en Estados Unidos. Tomás se ha pasado la mayor parte de su vida estudiantil fuera de nuestro país: cursó su último año de Educación Secundaria en Norteamérica y realizó el Bachillerato en Gales(Reino Unido). Sin embargo, no es ningún ‘niño pijo’ al que sus padres le han pagado cada capricho. Todo lo ha conseguido a través de becas, “enviar muchos correos” y trabajo duro. Así acudió a la universidad americana.

Cuando se le pregunta por el escándalo de los postgrados de la URJC, su primer instinto es disculparse con todos los alumnos de esta universidad que se dejan la piel por obtener un diploma que parece perder credibilidad a medida que las investigaciones avanzan. “Lo que hace falta es integridad (porque) corrupción hay en todos sitios”, sostiene. Ha seguido la trama con horror y reconoce que le cuesta comprender por qué se somete a debate “algo tan obvio” como que un político imputado debe dimitir.

Uno más de la fuga de cerebros

Tomás es consciente del impacto que tiene el nombre de la institución que otorga una titulación. Él tenía claro que quería estudiar en Georgetown -la misma universidad en que se graduó Felipe VI cuando era privada- y, aunque su solicitud fue admitida, se topó con un problema: “Era impagable”. El chico, nacido en Ciudad de México, no quiso que sus padres hicieran tal sacrificio y se dedicó “a mandar correos” hasta que dio con la Fundación Georgetown España, que le concedió una beca.

Se marchó en plena crisis económica, cuando “el paro juvenil en España era del70%”. El suyo es un nombre más de aquellos estudiantes brillantes que abandonaron nuestro país ante la falta de oportunidades. Tomás juntaba los salarios que obtenía de los trabajos que realizaba en Estados Unidos con el importe de la beca de la Fundación -que conseguía cada curso- y así se pagó los cuatro años de carrera. 

En mayo obtuvo su título y ya ha conseguido un empleo en una reputada empresa de Estados Unidos, en la que espera pasar los próximos años. Para Tomás, la cuestión es simple: “Si trabajas duro puedes llegar muy lejos”. Cree que “España está llena de gente inteligente, preparada y currante” pero que necesita ser estimulada y potenciada al estilo de las universidades estadounidenses. “(Allí) la norma es que todo el mundo intenta sacar un sobresaliente (mientras que aquí) he sentido que, en ocasiones, había gente que con un notable, o notable bajo, les bastaba”, explica a EL ESPAÑOL.

Reconoce que en Georgetown “hay que estar trabajando todo el tiempo”, pero se muestra muy agradecido con el apoyo y la implicación de sus profesores. Para él, el sistema educativo castellano tiene bastante que aprender del de su alma máter a la hora de “retener el talento español”. Parte de la base de que “una buena educación es aquella que transforma a la persona” y opina que es necesario orientar nuestro sistema a proporcionar a los estudiantes las herramientas que necesitan para los trabajos que quieren desempeñar en un futuro: analizar situaciones complejas, “ver matices” o hablar en público.

Sigue leyendo este reportaje completo en EL ESPAÑOL

Comentarios