HÁBLAME DE SEXO

Un Tío Blanco Hetero: "El feminismo fomenta la mojigatería, la represión y el discurso antisexo"

“Es una aberración que ahora se necesite un ‘sí explícito’ para follar” / "El feminismo ha convertido a los consumidores de porno en potenciales violadores"

Un Tío Blanco Hetero: "El feminismo fomenta la mojigatería, la represión y el discurso antisexo" - JORGE BARRENO / EL ESPAÑOL
photo_camera Un Tío Blanco Hetero: "El feminismo fomenta la mojigatería, la represión y el discurso antisexo" - JORGE BARRENO / EL ESPAÑOL

Una entrevista de Lorena G. Maldonado publicada en EL ESPAÑOL

Un Tío Blanco Hetero -Sergio para los amigos- nació en 1988 y se dedica al diseño, la ilustración y el guion, pero cuando se pone la máscara y las gafas de mosca es el súpervillano favorito de ese varón occidental que aún desea a las mujeres, pero cada vez más a disgusto: ha venido a ser la voz de los tipos que se sienten amenazados en un mundo donde el discurso feminista puja con fuerza creciente. "He perdido la cuenta de todos los privilegios que tengo", ironiza en su biografía de Twitter.

Su canal de Youtube ya cuenta con más de 230.000 suscriptores: desde ahí monta la guerrilla. Charlamos con Sergio sobre género y seducción, sobre sus experiencias en Tinder, sobre prostitución y pornografía. Hasta sobre las inseguridades masculinas a la hora de enfrentarse al sexo. Y a la belleza. Y a los umbrales de la virilidad.

Va sin máscara y se le nota: el irritante era el personaje. Aquí, en esta entrevista que dura tres cervezas al sol en el barrio de La Latina, sólo hay un joven que disiente. "¿Qué es lo normal? Lo normal no existe": esto lo repetirá varias veces. 

¿Crees que el hombre blanco heterosexual está marginado en la sociedad?

Me parece una afirmación muy fuerte, la de decir que “el hombre blanco hetero está marginado en la sociedad”.

Es de lo que se quejan algunos de los hombres blancos heterosexuales. 

Es cierto, pero lo que sí es verdad es que está atacado desde muchos frentes. Si hablamos del frente de todo el activismo LGTB, lo heterosexual está atacado; si hablamos del activismo antirracista, es el hombre blanco el opresor; si hablamos del activismo feminista, es el hecho de que sea un hombre la personificación de todos los males y las opresiones sobre las mujeres. Desde ese punto de vista, me parecía interesante llamarme “hombre blanco hetero” ya no tanto de una forma de reivindicación identitaria como de decir: “Los tíos blancos heterosexuales también estamos aquí”.

Es una percepción un poco absurda, ¿no? Esto no se canjea en ningún tipo de estructura: los hombres blancos heterosexuales siguen siendo los grandes líderes del mundo. 

Sí y no. Lo de que no se canjea en ningún tipo de estructura yo no lo veo tan claro. 

Cuéntame. 

Tenemos ahora mismo una ley con la que he sido muy crítico, que es la Ley Integral de Violencia de Género, que apunta directamente al varón.

¿Por qué estás en contra de esta ley?

Por todas las razones posibles. Hay pocas cosas dentro de esa ley que yo entienda como justificadas. Hace poco el Tribunal Supremo dio una sentencia: era por una disputa que hubo dentro de una pareja íntima, y se eliminaba absolutamente el contexto a la hora de juzgar lo que estaba sucediendo. Se juzgaba al hombre por ser hombre y a la mujer, bajo otros códigos, por ser mujer. El hecho de que exista una asimetría penal y que nos acerquemos al derecho penal de autor me parece que está absolutamente fuera de lugar. 

Si existe una desigualdad social, es lógico que la ley, para ser justa, se adapte, ¿no? Por ejemplo: si el hombre tiene superioridad física frente a la mujer y si son inmensa mayoría los asesinatos de hombres hacia mujeres, y no viceversa, ¿cómo no va la ley a contemplar esa situación, que además se viene perpetuando por siglos? Ni siquiera es algo circunstancial ni temporal.

Estoy de acuerdo con eso, pero la cosa es: no podemos eliminar todo contexto de esas dinámicas de violencia que pueda haber en el ámbito de la pareja. Leí hace poco un caso sobre una señora que había matado a su novio. Todo su círculo decía que era violenta, celosa, que cuando el novio le dijo que quería dejarla, la tía le convenció para que se quedase en su casa y le asesinó con 30 puñaladas mientras dormía, después de asesinarle llamó a su madre para decirle que si no era para ella, no sería para nadie… si tenemos en cuenta que estos casos existen (aunque cuantitativamente sean menores), no podemos decirles a estas personas que ellos van a tener un amparo diferente bajo la ley simplemente porque son hombres. A mí me parece una forma de machismo, además, porque es como quitarle a la mujer la posibilidad de ejercer una relación de poder frente al hombre dentro del ámbito de la pareja, y someter ella al hombre. Eso es debilitar o cuestionar el poder de las mujeres.

¿Qué hay de la cuestión biológica?

Sí, sí, pero yo creo que la ley debería centrarse en los contextos de las violencias, y si tiene que haber un agravante porque hay una clara superioridad física frente a la mujer, que ese agravante caiga sobre el hombre.

¿Qué propuesta disuasoria tienes, entonces, para reducir la media de 50 asesinatos de mujeres al año a manos de sus parejas o exparejas?

Es algo muy complicado, porque al final… a mí me gusta relativizar estas cosas. Vale, hay 50 asesinatos y eso es inadmisible, ¿con respecto a qué? Me da la sensación de que lo que se plantea es que con ciertas medidas se eliminarían los asesinatos o la violencia sexual, y es rollo: no. La violencia no va a desaparecer. Eso forma parte del terreno de la fantasía.

Has dicho en alguna ocasión que no eres machista. Serás feminista, entonces.

No, es que yo no veo esos polos de o machista o feminista.

¿Qué problema tienes con el concepto?

Muchos. Me han criticado mucho por no decir la palabra “feminazi”, porque no me gusta frivolizar con nombres o apelativos relacionados con cómo piense cada persona. Pero tampoco me gusta esta contradicción: “Si no eres feminista, desde luego eres machista o machirulo, señoro, o ponga usted el adjetivo que le dé la gana ahí”. Lo que significa “feminismo” ahora mismo no es “igualdad entre hombres y mujeres”, por mucho que lo diga la RAE. ¿Quién no va a estar de acuerdo con la igualdad jurídica o la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres? Todo el mundo. La cosa es que usan ese concepto para introducir doctrinas con las que no estoy de acuerdo. La gente que capitaliza el feminismo defiende una asimetría legal, una criminalización del varón por el hecho de ser hombre, defiende unas cuotas… una serie de cosas que entran en contradicción con la igualdad. Se ha manoseado el concepto.

¿Qué resquicios machistas encuentras en España?

Es complicado. Me imagino que todavía quedarán cosas que resolver, ¿sabes? La relación entre los hombres y las mujeres es algo complicado. El hecho de que las mujeres se queden embarazadas y cómo se concilia eso con la vida laboral es un problema con el que todavía estamos lidiando. Esto sí que podría ser algo en lo que podríamos entrar. 

¿Eso es todo?

No sé, dame ideas.

Se me ocurre la violencia sexual. 

Es algo perseguido por la ley.

Es algo eminentemente machista. 

Sí, podríamos… entender que la violencia sexual puede tener en algunos casos connotaciones machistas. En otros casos no. A mí es que lo de juzgar todo tipo de crímenes a partir de un supuesto global, que sería el machismo… no me convence. Hay que matizar. A mí siempre me ha interesado la cuestión de la criminología, me interesa cómo funciona la mente de un asesino en serie, de un violador en serie… es algo muy complejo, tiene muchos grises, y apelar al reduccionismo de que simplemente es “machismo”, “patriarcado”, “opresión sistemática”… es una resolución bastante sencilla y bastante débil.

El hombre supone más del 90% de la población carcelaria en España. ¿No es mucho? ¿No se puede relacionar ese índice de criminalidad con el hecho de ser hombre? 

Sí, es muchísimo. El hombre está más predispuesto a la violencia física que la mujer. Las mujeres tienen otras formas de ejercer la violencia. Mira el suicidio: los hombres se suicidan más, pero las mujeres intentan suicidarse más que los hombres, y no lo consiguen. Los hombres tienen más facilidad a la hora de ejercer esa “violencia letal”, como lo llamaban en el estudio. Yo no tengo ningún problema en aceptar que los hombres y las mujeres somos diferentes, y pensar que las mujeres equipararán a los hombres en las tasas de criminalidad me vuelve a parecer que pertenece al terreno de la fantasía. “Ojalá todos seamos homogéneos...”. Sería un coñazo. 

He leído que tiras de Tinder. ¿Cómo te relacionas con las mujeres con las que quieres tener sexo?

No tengo ningún problema. Fíjate: sobre todo, desde que soy Un Tío Blanco Hetero. Empecé con el personaje teniendo novia, luego a los tres-cuatro meses lo acabamos dejando (sin tener relación con el canal), y a partir de ahí he vuelto a la vida de soltero y bastante contento. Mucha gente me ha preguntado cómo ha cambiado mi vida sexual a partir de ser el personaje este y tal, y es verdad que ha cambiado hasta cierto punto. Antes de tener pareja, salía más, iba más a discotecas, tenía una vida sexual más activa… sí buscaba acercamiento hacia el otro sexo. Ahora sigo teniendo una vida sexual activa pero divago más. A lo mejor las necesidades que tenía con 25 años no las tengo ya.

Te estás haciendo mayor. Ahora quieres conversar.

¡Ahora con 30 años…! Es como: tío, ¿en serio tengo que ir a una discoteca, hablar con mujeres, relacionarme, acercarme a alguien...? Esa presión. La gente no habla de eso, pero hay mucha presión sobre los hombres a la hora de acercarse a las chicas en una discoteca. En ese contexto de flirteo. Ahora mismo no tengo esas necesidades. Pero también es cierto que el hecho de moverme más en redes sociales o tener cierta influencia me ha abierto las puertas a conocer a gente de otras formas. 

¿Has sentido alguna vez que tu valor como hombre estaba ligado a tu número de conquistas?

Qué pregunta, eh. Sí es cierto que hay algo alrededor de nuestra autoestima que puede tener que ver con el éxito que tengas con el sexo opuesto. Esta presión la tenemos los hombres y creo que las mujeres la experimentan de forma distinta. Siempre se ha valorado más que un hombre tenga muchas parejas sexuales y se ha criticado más que la mujer lo haga. Es algo que forma parte de una evolución social bastante determinada.

¿Machista, dices?

Bueno.

¿Alguna vez has tenido sexo sin ganas?

Sí. Hay mujeres que se han acostado conmigo y si yo hubiese sido una mujer, a ojos de una feminista habría sido una violación. Recuerdo una experiencia con una chica americana. Yo realmente me quería ir, y recuerdo que ella me cogió y me dijo algo como “tú todavía no te puedes ir, no hemos terminado”. Yo no combatí aquello con vehemencia absoluta, no dije “me largo de aquí” ni nada. Dije “bueno, pues nada, seguimos aquí un rato más”. Me dejé llevar. 

¿Te arrepentiste, sentiste culpa? 

No, no. Hay cierta cultura alrededor de las víctimas de cómo se deberían sentir. Parece que si una víctima no se siente de una determinada manera hacia x encuentros sexuales no deseados, es una mala víctima. Y digo “víctima” entre comillas, porque yo no me considero una. 

Sigue leyendo esta entrevista completa en EL ESPAÑOL

Comentarios