El tic-tac de la mina asturiana: a 21 días de la muerte de 200 años de Historia

- La mina asturiana es tal vez el mayor laberinto subterráneo del mundo: 5.000 kilómetros de túneles cavados durante 260 años.

- Europa obliga a clausurar los pozos antes del próximo 31 de diciembre; los mineros todavía no saben dónde serán recolocados.

El tic-tac de la mina asturiana: a 21 días de la muerte de 200 años de Historia - D.L.F. / EL ESPAÑOL
photo_camera El tic-tac de la mina asturiana: a 21 días de la muerte de 200 años de Historia - D.L.F. / EL ESPAÑOL

Un reportaje de David López Frías publicado en EL ESPAÑOL

“Esto es matar más de 200 años de historia”. Lo lamenta un minero asturiano de Langreo. De padre y abuelo minero. Pertenece a una de esas familias con varias generaciones que han vivido de, por y para esta industria. Ahora la mina se muere. Falta menos de un mes para que las cierren. La Unión Europea le pone el último clavo al ataúd: obliga a clausurar las minas que no sean competitivas antes del próximo 31 de diciembre. 

Y más allá del final de una historia de siglos, la principal preocupación de los mineros es la incertidumbre de no saber qué va a pasar con sus vidas al día siguiente. “Llevan 30 años cerrando, pero a tres semanas del final aún no saben cómo lo van a hacer”, lamenta otro minero de Mieres. Se refiere al desconocimiento absoluto que tienen los trabajadores sobre lo que va a ocurrir con ellos el 1 de enero de 2019. No hay alternativas laborales. Porque a pesar de que la minería asturiana era una muerte anunciada, los deberes no se han hecho. A 21 días para que se cumpla el plazo dado por Europa para la clausura de los pozos, pero todavía no hay soluciones para recolocar a los obreros.

La muerte de las dos cuencas

Se muere la mina y, con ella, las ciudades que levantó. Dos cuencas enteras: la del Caudal y la del Nalón, crecieron al auspicio del oro negro. Ya no queda nada de aquél Langreo esplendoroso y lleno de gente. Menos todavía de aquel Mieres que llegó a tener más de 70.000 habitantes y cuyos dos principales bares vendían más Coca-Cola (para los cubatas) que ningún otro de España. Ni Marbella, ni Ibiza ni Benidorm: Mieres, Asturias. Bares que estaban abiertos las 24 horas y que abastecían de copas a aquellos mineros que cada noche jugaban al carpe diem porque no sabían si iban a morir de silicosis con 40 años o al día siguiente bajando a picar al pozo. 

Cada noche era una fiesta. Ahora Mieres no es ni la sombra. Apenas supera los 40.000 habitantes y tiene demasiadas viviendas abandonadas, demasiadas persianas de tiendas bajadas. Pasa igual en Langreo. Hay más sidrerías cerradas que abiertas, que es un buen termómetro para evaluar el estado de estas ciudades. Los comercios cuelgan un triste SOS en las ventanas: un poster que dice “Langreo se muere. Apoya el pequeño comercio”. Y es como dice en un bar un parroquiano, “no se creó empleo cuando se supo que la mina tenía fecha de caducidad. Ahora, si los guajes quieren vivir y trabajar, tienen que marchar fuera. Aquí no hay nada”.

El mayor laberinto del mundo

Las minas de Asturias son una construcción subterránea colosal. Más de 5.000 kilómetros de túneles y caminos excavados debajo de la tierra durante 260 años las convierten en uno de los mayores laberintos del mundo. Los asturianos la consideran sus “pirámides”. En su creación han trabajado más de 400.000 trabajadores. 5.000 de ellos perdieron la vida por el camino. Todo para obtener el oro negro: la hulla. Un carbón que dominó el mundo pero que hace tiempo que está condenado a desaparecer como combustible.

Decir Asturias es decir mina. Y de la mina vivió casi toda Asturias. De forma directa llegó a tener a más de 50.000 trabajadores activos. De forma indirecta, todo lo que le rodeó; cientos de miles. Eran los bares, sí. Pero también las otras tiendas, los servicios “y hasta los buenos restaurantes de Oviedo, que aunque pille lejos y parece que no vaya con ellos, los principales clientes de los sitios de lujo eran los mineros y los prejubilados que íbamos allí a dejarnos el dinero”, cuenta uno ya retirado.

Retablo minero; una de las estampas características de la historia del sector

Ahora la industria minera del principado cuenta con poco más de 1.000 trabajadores directos, consecuencia de un desmantelamiento interminable que empezó en la segunda mitad del siglo pasado y que se ha ido eternizando. Pozos hubo decenas, pero ahora solamente quedan tres activos en toda Asturias: el de Carrio, el de Aller y la Nicolasa. Este último fue el escenario de una de las mayores tragedias del sector en nuestro país. Fue en 1995. Una explosión de grisú (gas) se llevó por delante la vida de 14 trabajadores(10 españoles y 4 checos) que estaban trabajando dentro en ese momento. En breve será historia.

Breve historia de la minería asturiana

Cuenta la leyenda que el carbón en Asturias se descubrió por casualidad: hubo un incendio en un bosque de Carbayín en 1787 que tardó varios días en apagarse. Un cazador llamado Francisco Carreño reparó en que el motivo era que todo el suelo y subsuelo era hulla (un tipo de carbón). Se lo explicó a su nieto Antonio, que era alférez mayor en Oviedo. Éste redactó un informe sobre las posibilidades del carbón en la región.

Aunque eso sucedió en realidad, lo cierto es que no fue el principio: minas en Asturias ha habido desde el siglo XIII, lo que ocurre es que eran pequeñas explotaciones locales que servían para autoabastecerse de calor y energía en un territorio disperso y mal comunicado. 

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