Superlópez, "un mileurista con poderes"

Javier Ruiz Caldera, Borja Cobeaga y Diego San José cuentan a EL ESPAÑOL las claves del estreno más potente del cine español en 2018

Superlópez, "un mileurista con poderes"
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Según informa Javier Zurro en EL ESPAÑOL, Iron Man es un ricachón que tiene una empresa y un edificio para él. Batman heredó una fortuna y se cambia en una cueva llena de gadgets. Thor es un dios nórdico, Hulk un científico respetado y hasta Superman tiene una profesión como periodista del tres al cuarto. En España todo es más cutre, más del montón. Aquí los superhéroes desayunan un cruasán con café con leche en su piso de 70 metros cuadrados y luchan por llegar a final de mes. Es lo que le pasa a Juan López Fernández, nuestro superhéroe cañí por excelencia, aunque mejor conocido como Superlópez, que ve cómo pasa su vida de mierda desde “su siniestra oficina”.

El personaje de Jan se ganó a todo el mundo desde que se creara en 1973. Y lo hizo porque era como ellos. Aquí no servían esos estereotipos patrióticos usados en Marvel como el Capitán América. Por eso la mediocridad de Superlópez caló hondo, y por eso extrañaba que hasta ahora no hubiera llegado su adaptación cinematográfico. Hubo muchos intentos, y hasta Álex de la Iglesia anunció a José Mota como protagonista, pero finalmente no han sido ellos. Javier Ruiz Caldera, que se encargó de la brillante traslación de Anacleto a la gran pantalla, ha sido el elegido. Le han acompañado en la aventura dos guionistas de altura como Borja Cobeaga y Diego San José, que tras Ocho apellidos vascos y Fe de etarras, se atreven con su primer cómic.

Los tres coinciden en que la película -que se estrena el 23 de noviembre- recupera esa esencia del cómic original y hace que todos se sientan identificados con este “español medio”, como le define Cobeaga. Uno de los puntos clave de la historieta de Jan era su componente social y político. Cobeaga promete que la película será heredera de esa esencia. “Superlópez retrataba no sólo lo político, sino también lo social, a ese español medio, ese currante de clase media, que realmente es baja, y cuyos avatares estaban tan bien representados. Nos han vendido eso de la gran clase media, pero es que realmente somos clase baja, López sería actualmente un privilegiado, porque tiene trabajo, un contrato fijo y vive muy por encima de la media”, añade el guionista.

Para su amigo y coguionista Diego San José, una de las claves es que había que mantener esa “relectura castiza y costumbrista de un héroe norteamericano”. San José recuerda especialmente las tramas sociales de Superlópez, que hablaban de “injusticias sociales, influencias externas, el ejército o el periodismo”. “Éramos totalmente conscientes y hemos intentado adaptar esa filosofía y no perderla. Claramente Superlópez era un mileurista, sólo que esa palabra no existía entonces, pero la filosofía que mejor le representa, es un mileurista con poderes, pero pertenece a la gran masa de la normalidad, ni siquiera es un perdedor nato, es un cinco sobre diez en todo, en el amor, en el trabajo. Eso me gusta más que el perdedor, porque en él si te fijas, pero en el cinco no”, apunta.

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