Según recoge El Caso, hace casi cien años que en el concurrido barrio tokiota de Shibuya se alza la estatua de bronze de un perro. Es el mítico Hachiko, un perro recordado en todo el país por esperar a su amo, el profesor Ueno, hasta varios años después de la muerte de éste. Cada día, el perro acompañaba al profesor a la estación de Shibuya y al finalizar el día volvía para regresar a casa junto a su mejor amigo.
Un día, sin embargo, el profesor Ueno, fallecido, no volvió y Hachiko, en una muestra increíble de lealtad y fidelidad, lo estuvo esperando hasta su muerte, más de una década después.
La estatua de Hachiko, en la estación tokiota de Shibuya, símbolo de fidelidad y lealtad / Go Tokyo
Ahora, un siglo después de la eterna espera de Hachiko, se ha reproducido el mismo caso en China, en la ya famosa ciudad de Wuhan, epicentro el coronavirus, la eterna espera de un perro a su dueño que ha conmocionado a medio mundo.
Xiambao, el Hachiko chino, lleva ya medio año esperando a su dueño
A finales de febrero, Xiambao, un perro mestizo, acudió con su dueño, con síntomas de padecer coronavirus, al Hospital Taikang de Wuhan. El hombre, desgraciadamente, no superó la enfermedad, pero Xiambao sigue allí, esperándole incansablemente.
Xiambao, esperando a su dueño fallecido en el vestíbulo del Hospital Taikang de Wuhan / Twitter
Después de estar tres meses deambulando por las inmediaciones del hospital, una comerciante próxima a las instalaciones decidió adoptar a Xiambao, dándole refugio y comida. El perro, sin embargo, cada día abandona su nueva casa para volver al hospital, a la espera de un retorno que jamás de producirá, como le sucedió a Hachiko.
