La sologamia, el nuevo matrimonio: Nerea, casada consigo misma ante 300 testigos

Así es como se define a la moda de casarse con uno mismo. "No son la costilla de nadie". "No necesitan una media naranja, son la naranja entera"

La sologamia, el nuevo matrimonio: Nerea, casada consigo misma ante 300 testigos - EL ESPAÑOL
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Un reportaje de Enrique Recio publicado en EL ESPAÑOL

Suena la marcha nupcial, la conocida pieza musical de la obra de ballet El sueño de una noche de verano, del autor alemán Felix Mendelssohn. Todo el mundo se pone en pie para ver entrar a los protagonistas que hoy se darán el "sí quiero" en la antigua iglesia de La Merced, en Bilbao, ahora reconvertida en un centro cultural. Pero hay caras de sorpresa entre algunos curiosos que se han acercado hasta el lugar en una jornada tan señalada. Rostros estupefactos cuando ven que quienes entran en la iglesia son quince mujeres, una detrás de la otra, vestidas de blanco y con su ramo de flores. 

Es 8 de junio de 2018. Es su día. La jornada en la que Regina, Marcela, Nagore, Afaf, Arantxa, Nerea, Eva, Miren Eva, Sandra, Itxiar, Constanza, Eli y Daniela se darán el "sí, quiero" a ellas mismas.  No se trata, desde luego de una boda al uso. Es el compromiso de estas mujeres con ellas, con su propio ser. Se prometen que serán siempre ellas, que no se traicionarán, que se cuidarán en la salud y en la enfermedad, que se amarán y se respetarán todos los días de su vida, que se jurarán amor eterno para siempre. No necesitan encontrar a su media naranja porque ellas son ya una naranja entera. 

Nerea Moreno tiene 37 años y ha decidido dar el paso y emprender el camino de la sologamia, que es como se define la moda de casarse con uno mismo. Al principio, pensaba que iba a ser un "poco locura", según relata a EL ESPAÑOL. Conforme iban pasando los días y se aproximaba la fecha de la boda, todo iba cobrando "más fuerza y sentido". Nerea se enteró a través de una noticia que encontró en internet. El centro cultural Bilborock daba la oportunidad de participar en esta singular ceremonia. Y ella pensó: "¿Por qué no?". 

"Decir delante del espejo que yo me quería no era suficiente. Me di cuenta de que tenía que proclamar que yo estaba aquí, que yo valía y que me quería. Y de que no tenía que haber nadie que pudiese hacerme pequeña, cuando no lo soy. ¡Necesitaba soltarlo a los cuatro vientos!", explica, convencida, Nerea a este diario. Al principio tenía dudas, pero pronto quedaron disipadas. Solo le hizo falta un pequeño cursillo prematrimonial para quienes pretenden consumar este amoroso soliloquio. Sin duda, le ayudó a aclararse.

En ese momento, Nerea no tenía pareja y decidió tirar la casa por la ventana. Cuando se lo contó a su mejor amiga, que tiene un centro de belleza en Bilbao, lo primero que le dijo fue: "Tengo un vestido para ti, está sin estrenar y lleva puesto tu nombre". "Esto se me está yendo de las manos", contestó Nerea. Al probárselo, ya no dudó. 

"El día más importante de tu vida"

Todavía le faltaba un complemento: el anillo. Así que fue a la joyería más cercana y se compró la sortija que sellaría ese pacto de compromiso con ella misma para siempre. Después llegó el momento de repartir las invitaciones y contarle a sus allegados que se iba a casar, eso sí, solo había una protagonista. 

"Estaba tan ilusionada que cuando di las invitaciones incluso me emocionaba", cuenta Nerea. Decidió darle la invitación a aquellas personas que sabía que entenderían que iba a dar este paso, que la conocían y que querían que fuera feliz. A la ceremonia fue su madre y esos amigos, dice ella, que no puedes ver todos los días, pero que siempre están ahí y quieres que estén "en el día más importante de tu vida". 

Cuando llegó el día, "todo fue una locura", cuenta la recién casada. Madrugón para ir a la peluquería, maquillarse, las últimas pruebas del vestido y lo más importante, preparar los votos que iba a pronunciar el día del enlace. Los que iba a cumplir para siempre. "Estaba tan nerviosa que los tuve que escribir deprisa y corriendo en el móvil mientras me peinaban en la peluquería", cuenta entre risas. 

Los nervios se apoderaron de ella cuando llegó a la iglesia de La Merced. Dentro ya le esperaban las 300 personas que habían acudido a la boda. De su parte solo había unas diez. Lució como nunca: con un vestido blanco de larga cola, un lazo de color fucsia en la cintura y el pelo de azul, estaba preparada para darse el "sí, quiero" y dejar a un lado su timidez y sus complejos. "Me olvide de los nervios, estaba decidida". 

"No son la costilla de nadie"

Nerea Aline se casó en junio en Bilbao consigo misma.

Dio un paso al frente y caminó 'hacia el altar' junto a sus catorce compañeras mientras sonaba la marcha nupcial. 

"Estamos aquí para reunir en matrimonio con ellas mismas a estas quince mujeres. Siendo las 20.00 horas del 8 de junio de 2018, todas ellas acreditan su amor hacia ellas mismas y declaran que son personas completas, no son la costilla de nadie, ni la media naranja y no necesitan a un príncipe azul", dice en el atril Carmen Muñoz, concejal del Ayuntamiento de Bilbao, que lleva las riendas de la ceremonia. 

Lo cierto es que aunque "no necesitan un príncipe azul", eso no significa que no lo quieran. Esta ceremonia era una proclamación de "ellas mismas" sobre cualquier cosa. La sologamia no significa querer estar solo para los restos. Sino tener la capacidad de no depender de nadie, de ser "una naranja completa" y de quererse primero ante todo. Lo que no rompe con el hecho de tener una pareja. De hecho muchas de las mujeres que dieron el "sí quiero" tenían pareja, otras estaban divorcidas, o tenían hijos. 

Después del sermón de la concejala, reconvertida por momentos en sacerdotisa del amor propio, cada una de las novias, vestidas en su mayoría de blanco, empezaron a pronunciar sus votos personales delante de todos los asistentes: "Me comprometo a escucharme, a prestarme atención, a merecerme.Renuncio al 'autoboicot', a la anticipación del fracaso, a tratarme con respeto, humor y desenfado, a honrar tanto mis aspectos femeninos como masculinos".

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