Según recoge El Caso, dormir con el móvil bajo la almohada, o a escasos centímetros, es una costumbre cada vez más extendida. Miramos el móvil antes de dormirnos, y lo primero que hacemos cuando nos despertamos es echarle un vistazo. Y para no perder ni un segundo, siempre lo tenemos muy cerca.
Se han hecho muchos estudios que demuestran que mirar el móvil antes de dormirnos o no desconectarlo cuando lo tenemos cerca mientras estamos durmiendo, tiene consecuencias muy negativas para nuestra salud: por ejemplo, puede aumentar los niveles de azúcar en la sangre.
Otro de los efectos contraproducentes lo provocan las ondas que emiten, que pueden afectar nuestro sistema nervioso, y lo pueden hacer por las vibraciones del teléfono o por el sonido, si no lo desconectamos. Eso puede afectar gravemente a nuestro ciclo de sueño de manera negativa.
Por ejemplo, cada vez hay más casos de personas que padecen el denominado insomnio tecnológico y que provoca que se despierten cada pocos tiempos porque tienen que comprobar las notificaciones del móvil.
Las consecuencias de dormir con el móvil a un palmo de la oreja pueden ser fatales ya que aumenta el riesgo de sufrir accidentes tan graves como un incendio o incluso la muerte. Se sabe de casos de una persona que ha muerto electrocutada por tener el móvil cargándose bajo la almohada mientras dormía.
No hace mucho conocíamos el caso de un chico de 18 años muerto por cargar el móvil mientras dormía, o el de una chica que murió electrocutada mientras jugaba con su móvil en la cama. Casos que demuestran que, efectivamente, hay un riesgo evidente si somos incapaces de alejarnos del móvil, también cuando dormimos.
Los expertos aseguran que dejando el móvil cerca, estamos excitando el cerebro a que lo utilice, lo que puede generar estrés y dolor de cabeza de por vida.
