El fármaco que ya se vende en España que ayudaría a adelgazar sin dejar de comer

Se llama Constella y está indicado en el estreñimiento del síndrome del intestino irritable, pero ha hecho adelgazar a ratones de laboratorio
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Según informa Ainhoa Iriberri en El Español, puede que a menos de una o dos manzanas de su casa esté a la venta el medicamento que los laboratorios llevan años buscando y los dietistas-nutricionistas temiendo. La que podría ser la píldora mágica frente a la obesidad, la que te ayuda a perder peso con independencia de lo que comas o dejes de comer, podría estar ya en las farmacias, si se confirma en humanos lo que han descubierto investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).

Los científicos españoles acaban de publicar en la revista Neuroendocrinology un estudio que demuestra que dosis altas de linaclotida, un principio activo que se vende como Constella para los episodios de estreñimiento asociados a la enfermedad inflamatoria intestina -a un precio de 63,82 euros la caja de 28 comprimidos- consigue en animales de laboratorio aumentar el gastos energético y, en consecuencia, la pérdida de peso sin afectar a la ingesta de alimentos.

La autora principal del trabajo, Luisa María Seoane, líder del Grupo de Fisiopatología Endocrina del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) y miembro del CIBEROBN, explica a EL ESPAÑOL cómo surgió la idea de investigar si un fármaco ya comercializado podría ser el Santo Grial frente a la obesidad, que esperan millones de personas en todo el mundo. 

Pero, como buena investigadora básica, Seoane pide calma, y mucha. Lo último que sería recomendable ahora mismo es intentar adquirir ese medicamento para perder peso, ya que esos beneficios sólo se han demostrado en ratones.

Pero averiguar esto último no ha sido fácil. Todo empezó en 2015, cuando su grupo descubrió que una hormona que hasta ese momento había pasado desapercibida, la uroguanilina, estaba implicada en la pérdida de peso corporal

Se vio que en humanos con obesidad estaba disminuida y decidieron probar qué pasaría si se administraba en animales con esta enfermedad. Lo que se vio es que la hormona tenía efecto sobre los distintos tipos de grasa, la blanca -la normal- y la parda, la conocida como grasa buena. "Lo que se conseguía es que la grasa parda fuera más activa y se quemara más, lo que se traducía en una disminución de peso", comenta la experta. 

Bueno, pues entonces ya estaría la solución -podría pensar alguien-: administremos uroquanilina a mansalva a todo aquel que tenga sobrepeso y acabemos de golpe y porrazo con la epidemia de obesidad en el mundo desarrollado. 

Por supuesto, no era tan fácil. Lo que los investigadores gallegos lograron no le gustaría a mucha gente, que verían con recelo como se les inyectaba una hormona en el cerebro -lo que hicieron con animales- para adelgazar. 

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