Se queda sin boda por caradura y pone a parir a todos sus invitados

La joven quería tener una boda 'a lo Kardashian', pero la avaricia ha roto el saco. Ahora se ha quedado sin marido, sin amigos y sin fiesta

Se queda sin boda por caradura y pone a parir a todos sus invitados - EL ESPAÑOL
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Según informa EL ESPAÑOL, lo de las bodas hace ya bastante tiempo que se nos ha ido de las manos. El querer huir de lo típico nos ha hecho enfrascarnos en un derroche total de imaginación y dinero que ya les gustaría a muchas grandes superproducciones de Hollywood. Y hay que decirlo, mucha de la culpa se la podemos echar a los famosos y sus enlaces de ensueño. 

La protagonista de la siguiente historia quería una boda como la de las Kardashian y ha acabado sin marido, sin amigos y sin ceremonia gracias a su capricho y a su brillante idea. Este enlace interruptus ha salido a la luz después de que la protagonista haya plasmado su pataleta en Facebook con todo lujo de detalles. 

Después, los pantallazos no han tardado en llegar a un grupo donde se dedican a criticar bodas y, de ahí ha saltado a Twitter:

De Twitter, lógicamente, la no boda de Susan ha llegado a los medios de comunicación, que no han dudado en apodarla 'bridezilla', una mezcla de bride -novia-, y Godzilla, el legendario y destructivo monstruo japonés. La joven, admitiendo que estaba tecleando con una "gran tristeza", ha calificado a sus familiares y amigos de "serpientes" después de lo ocurrido. 

Y es que, pobre, la mayoría de sus invitados se han negado a pagar los 1.500 dólares que ella les pidió para celebrar el banquete nupcial. O sea, que te invitan a una boda y no solo te mandan el número de cuenta -como es habitual ahora-, sino que también te exigen la friolera de unos 1.280 euros. 

Una historia de amor idílica tirada a la basura

Susan y el que iba a ser su marido hasta hace poco se conocieron cuando tenían 14 años, se enamoraron y, a los 18, él le regaló un anillo de pedida valorado en 5.000 dólares (unos 4.280 euros). A los dos años nació su hijo y se pusieron a prepararlo todo para casarse.

Pero ahora han tenido "algunos problemas recientes e irreparables" que les han hecho cancelar su paso por el altar cuatro días antes. La pareja había logrado reunir 15.000 dólares, la familia del novio les dio otros 3.000 y contaban con 5.000 más que la dama de honor, la mejor amiga de Susan, les había regalado. Un total de 23.000 dólares, unos 26.800 euros que para poner marisco en el menú ya te dan.

Pero ella quería SU boda de glamour y brilli brilli. Y SU boda costaba 60.000 dólares. Así que surgió la espléndida idea de mandar las invitaciones con la exigencia de que los invitados aportasen 1.500 dólares. Algo, según Susan, que no "era nada jodidamente fuera de lo común". Si la chica no miente, a mí que nunca me inviten a una boda en Canadá. 

"¿Qué son 1.500 dólares?"

"Lo dejamos claro. Si no podías contribuir no estabas invitado a nuestra exclusiva boda", escribió. Pero resultó que no debía de ser tan corriente la petición, porque a dos semanas vista su cuenta corriente no se había movido. "A la desesperada volvimos a enviar las invitaciones y pedimos a la gente que diera lo que pudiera".

"En serio, gente, ¿qué son 1.000 dólares? ¿Qué son 1.500 dólares? Claramente, no mucho", escribió en su post Susan. Solo unas pocas personas se habían prestado a colaborar, pero no llegaba, así que su prometido le propuso una solución más realista y, de entrada, parece que más divertida: casarse en Las Vegas. 

Pero claro, que su novio hubiese sido capaz de pensar que ella se casaría en ese lugar le pareció una gran ofensa. "¿Qué soy? ¿Una alcohólica? ¿Una fulana?", preguntó en Facebook. Ofendidísima llamó a su dama de honor, la que sí le había dado pasta larga, buscando consuelo; pero esta no entró por el aro y la intentó convencer de que optase por una boda más sencilla y dentro de sus posibilidades. Obviamente, el drama absoluto para nuestra Susan.

Fuente: EL ESPAÑOL 

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