Playa o piscina, ¿qué es más saludable más allá de las preferencias personales?

Dado el calor reinante, la mayoría de los españoles busca refrescarse en el agua pero no todas las opciones son iguales para la salud

Playa o piscina, ¿qué es más saludable más allá de las preferencias personales? - EL ESPAÑOL
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Según informa Roberto Méndez en EL ESPAÑOL, playa o piscina, es la eterna discusión reinante en cuanto llega la época estival, muy similar a la que se produce entre los amantes del té o el café: por unas u otras razones, ambos equipos son potentes -té o café, playa o piscina-. Sin embargo, la mayoría de esas razones o argumentos de peso para preferir una u otra opción, en cuanto a la búsqueda de un relajante baño se refiere, suelen ser por gusto o manías propias, o bien por proximidad de una u otra opción.

Ahora bien, si nos centramos en la salud, ¿cuál de ambas opciones sería la mejor? ¿es más sano acudir a una piscina en medio de la ciudad, o bien sería una mejor opción acudir a una playa teóricamente no alterada por el hombre?

Un día de playa suele acompañarse de múltiples factores, sea la playa que sea, a los cuales habría que añadir otros beneficios o inconvenientes dependiendo de la zona que elijamos para el baño -las playas del norte de España suelen ser de aguas más frías por ejemplo-.

Entre estos factores, se encuentra la gran exposición solar, la arena de la playa y la salubridad del agua. Así mismo, no debemos olvidar que se trata de un medio más o menos natural -obviando los típicos bares o chiringuitos playeros-, por lo que también se suele convivir con otros habitantes en los días de playa: desde insectos hasta medusas, pasando por una serie de microorganismos que habitan tanto la arena como el agua del mar.

En cuanto a la exposición solar, se trata de un arma de doble filo: múltiples estudios abogan por la necesidad de tomar el sol, no solo por el preocupante déficit de vitamina D que viven tanto España como el resto del mundo industrializado, sino también por otros factores asociados al mismo. De hecho, algunos trabajos sugieren que la vitamina D natural -basada en la exposición solar- ayuda a mejorar el perfil del colesterol en sangre, algo que no se logra con los suplementos en forma de pastillas. Pero, por otro lado, un exceso de exposición solar con el objetivo de broncearse puede llegar a ser perjudicial, dado que los seres humanos no solemos controlar correctamente el tiempo de exposición, ni la forma correcta de usar crema solar según algunos trabajos. De hecho, aunque se suele creer que la crema solar requiere entre diez y treinta minutos para hacer efecto, ahora se sabe que incluso con cinco minutos ya empieza la protección.

Por otro lado tenemos el agua del mar. Dado que se trata de un medio natural, dicha agua no se encuentra "procesada", aunque sí puede llegar a encontrarse contaminada dependiendo de la zona en la que nos encontramos. Para la zona genital, el agua de la playa o de otros medios como ríos o lagos puede ser peligrosa, dado que es un hábitat para diversos microorganismos, desde bacterias hasta virus u hongos. Esto aumenta el riesgo de infecciones, como las típicas de orina. En otras localizaciones también destacan las infecciones oculares o conjuntivitis, y las infecciones de oído u otitis, todas ellas relacionadas con el baño. Pero, por su parte, el agua del mar implica la facilidad para realizar ejercicio físico en un medio diferente al habitual, incluso más seguro, siempre y cuando mantengamos la distancia de seguridad hacia la playa.

Por su parte, la arena de la playa también tiene sus beneficios y riesgos. Caminar por la playa, dada la inestabilidad de la misma, puede mejorar el equilibrio corporal. Así mismo, caminar por la playa a la orilla del mar es un consejo ampliamente repetido en las consultas médicas como fuente de mejora de la circulación venosa, ya que tanto el mismo hecho de caminar como el choque intermitente pero suave del agua tienen beneficios potenciales como tratamiento de la insuficiencia venosa, típica del verano en individuos sedentarios y agravada por las altas temperaturas. Pero, como también sucede con el agua del mar, la arena de la playa ni suele estar procesada ni hecha a propósito para el disfrute del ser humano: el roce con la arena puede provocar pequeñas lesiones en la piel, como rozaduras o erupciones cutáneas. Además, aunque no es el medio más saturado de insectos, en la playa es posible encontrar algunos vecinos tales como moscas de la arena o pulgas, entre otros.

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