El negocio de los 'okupas' de Marina d’Or: patada en la puerta y piso gratis en invierno

Un periodista de El Español comprueba cómo los asaltantes se instalan aprovechando los cientos de pisos vacíos durante estos meses
El negocio de los 'okupas' de Marina d’Or: patada en la puerta y piso gratis en invierno - EL ESPAÑOL
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Según informa David López Frías en El Español, un pavo real camina despacio por una amplia avenida llena de hoteles y altos edificios de apartamentos. Cruza la carretera. No hay peligro; nadie le va a atropellar. Nunca el animal estuvo tan tranquilo. No hay coches ni motos circulando por la calzada. No pasa el autobús. No hay comercios abiertos ni gente paseando por las amplias aceras. No queda casi nadie en toda la ciudad.

No es un escenario postapocalíptico; es Marina d’Or en invierno. La ciudad vacacional más famosa de España se empieza a vaciar cuando acaba el verano. Los turistas reaparecen en diciembre para celebrar la Nochevieja. Y tras los fastos, durante las primeras semanas de enero, la mastodóntica urbanización de 15.000 viviendas parece que cierra. Realiza una especie de parada técnica en la que no abren restaurantes ni tiendas. Un enclave de 1.500.000 metros cuadrados casi deshabitado. Un retiro ideal para hallar la tranquilidad. Ni en el pueblo de montaña más remoto.

Muchos inmuebles vacíos y muy poca gente. Es precisamente durante el invierno cuando algunos ven su oportunidad para meterse en los apartamentos turísticos. Okupas que, amparados en la inmensidad de esta ciudad y en lo poco frecuentada que está en estas fechas, le pegan una patada a una puerta y se instalan allí hasta que los desalojen o hasta que les ofrezcan un trato económico para marcharse.

Marina d’Or: ¡Qué guay!

“Marina d’Or, ciudad de vacaciones”. Les sonará la frase igual que les sonará el otro eslogan: “Marina d’Or. ¡Qué guay!”. Es uno de los pocos vestigios vivos de la época de la burbuja inmobiliaria en España. La empresa del empresario catalán, Jesús Ger, fue la pionera en crear una ciudad de la nada y destinarla íntegramente a viviendas vacacionales con hoteles, parques acuáticos, zonas verdes, discotecas… Un modelo que arrancó en los 90 y que parecía que se iba a imponer y consolidar en todas las costas españolas. Enseguida le salieron imitadores, como Polaris World en Murcia. Pero el modelo se derrumbó cuando llegó la crisis. Una crisis que se llevó por delante muchas de estas propiedades. Embargos que fueron a parar a las manos de los bancos.

Y son precisamente esos pisos embargados los objetivos de los okupas que se instalan durante una temporada en esta especie de extensión del pueblo de Oropesa. Es lo que denunciaron hasta cuatro propietarios a EL ESPAÑOL en estas últimas semanas. Gente que tiene su apartamento en Marina d’Or y que cerraron la puerta en verano. Volvieron para celebrar la Nochevieja y se percataron de que había okupas en sus edificios.

Invierno ‘de patada’

En efecto, hay inquilinos ilegales en Marina d’Or. Cuentan los trabajadores (los únicos que campan por la pseudociudad a estas alturas del año) que hace unos años el problema estaba más enquistado. Que la cosa ha bajado, pero que sigue habiendo gente que está viviendo ‘de patada’. “Si hubieras venido hace un mes y pico hubieras visto cómo echaban a unos que estaban en el edificio Costa de Azahar. Bueno, que los echaban no; llegaron a un acuerdo con los propietarios, que les pagaron 2.000 euros por largarse. Cuando cogieron el dinero, se metieron en otro apartamento del bloque de enfrente”, cuentan en el Be Free, el único bar que permanece abierto todo el año en Marina d’Or.

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