Cuando el fuego se extendió por el domicilio, sonó la alarma, pero solo por un corto tiempo ya que estaba defectuosa. Sintiendo el peligro a su alrededor, el perro corrió por la casa ladrando como loco en un intento por advertir del peligro, señaló su dueño, Leroy Butler.
La familia pudo salir de la casa a tiempo, pero Zippy no lo logró. Butler intentó regresar para salvarlo pero el fuego, cuyo origen se desconoce, era muy extenso. No tuvieron más remedio que esperar a que los bomberos lo extinguieran. Cuando finalmente llegaron a Zippy, ya era demasiado tarde: el humo lo había matado.
Adoptado para los Butlers por el padre de Leroy, Zippy fue descrito como "un buen perro". Su dueño dijo: "Hizo su trabajo, lo rescatamos y supongo que le devolvió el favor".