En la nave donde ‘El Chicle’ escondió durante 500 días a Diana Quer, un año después de su hallazgo

- Un año después de la resolución del crimen, EL ESPAÑOL regresa al lugar de los hechos para recorrer el itinerario oculto del asesino confeso.

- Hoy, 29 de diciembre, se cumple un año de la detención de Abuín, días después de que el asesino intentara secuestrar a otra joven en Boiro.

En la nave donde ‘El Chicle’ escondió durante 500 días a Diana Quer, un año después de su hallazgo - EL ESPAÑOL
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Un reportaje de Brais Cedeira publicado en EL ESPAÑOL

Más que caer, la lluvia en Galicia a veces parece que habla, que quiere lanzar alguna advertencia, que pretende decirle algo a los de abajo. Es lo que ocurre en Asados (Rianxo), provincia de A Coruña, frente a la antigua nave industrial abandonada a escasos metros del cementerio. Hasta hace poco, en la entrada de este edificio, justo a las puertas de la rampa que conduce al sótano, decenas de velas se acumulaban durante meses en homenaje a una joven madrileña que tenía 18 años cuando desapareció. Su cuerpo fue localizado 500 días después, y extraído de un pozo de agua del interior de ese recinto, ya entonces polvoriento y destartalado. Aquellas velas eran para honrarla, para honrar a Diana Quer. Pero los vecinos pidieron al ayuntamiento hace unos meses que las retirasen. Que se las llevasen de allí. 

Igual que esa demanda del vecindario, la intensa lluvia que cae la mañana del miércoles invita al extraño a marcharse de la zona y buscar refugio, alejándose del lugar. Han pasado, exactamente 365 días, y el dolor es demasiado grande como para convivir con él a diario.

Por eso los habitantes de esta pequeña parroquia pidieron que se retirasen las flores y las velas. No quieren más homenajes. Tampoco a visitantes extraños. Solo volver a vivir en paz, para no tener que recordar de nuevo lo que cometió aquel hombre, vecino suyo, en el interior de aquella nave. Hoy, sábado, 29 de diciembre, hace justo un año que cayó José Enrique Abuín Gey, alias 'El Chicle'. Dos días después, en la madrugada del 31 de diciembre, Abuín conducía a los agentes de la Guardia Civil hasta la nave industrial. Allí estaba el cadáver de Diana. Justo donde él mismo lo ocultó.

Aquel tipo fue muchos años atrás un niño más de esa sencilla parroquia. Creció en sus calles; en ellas jugó primero, y trapicheó después. Allí también asesinó a Diana Quer la noche del 22 de agosto de 2016. En ese lugar siguen viviendo sus padres, en la casa de siempre, en la que le engendraron. 

Durante 500 días, José Enrique Abuín evitó una y otra vez el cerco de las autoridades. Guardó silencio, siguió con su vida como si nada hubiera ocurrido. Hasta que cayó, presa de sus propios engaños.

Un año después de la resolución del crimen, EL ESPAÑOL regresa al lugar de los hechos para comprobar cómo las piezas del puzle todavía no se han terminado de recolocar. Allí recorremos el itinerario oculto del asesino confeso, y accedemos por primera vez al interior del edificio que el que el cuerpo de Diana permaneció durante 500 días. En Rianxo no olvidan, los progenitores del criminal  apenas salen de casa y los vecinos tratan de reconducir sus vidas como pueden en esta humilde y trabajadora parroquia. 

1. La entrada secreta a la nave industrial

Vista de la nave industrial de Asados desde su parte trasera.

La nave industrial de Asados está hoy en venta, y cerrada por doquier para evitar miradas curiosas y furtivas. A las diez de la mañana ya ha dejado de llover y la vecina de la casa situada junto a uno de los laterales se acerca a la cancela de la puerta. 

-La cerraron por todas partes hace tiempo. Pero hay una entrada aparte, por la parte de atrás. No se ve muy bien, está entre los arbustos detrás de las viñas, rodeada de maleza. Él debió de entrar por ahí.

-¿Es fácil acceder?

-Bueno, hoy por la lluvia vas a tener un poco de fango. Mira, te acompaño, así ya sabes dónde es. 

Para acceder a esa entrada secreta a la nave hay que doblar la carretera que hay a la derecha. Justo ahí se abre una pequeña finca con viñedos por los que hay que transitar agachado hasta llegar a la pared trasera del almacén. Es, sin duda, un lugar algo más discreto para acceder al interior, ya que está alejado de las miradas de las casas que rodean la entrada principal de la nave. El suelo permanece húmedo. Los pies prácticamente se hunden entre la maraña de finos troncos de las vides. 

Nada que ver con el clima y el aspecto que debía presentar este lugar hace dos años y medio, la madrugada del 22 de agosto de 2016, cuando 'El Chicle' introdujo a Diana en la nave. En esas fechas estivales, el suelo está algo más seco, apenas llueve y la temperatura resulta agradable. Sin embargo, con las viñas repletas de hojas y del preciado fruto, uno puede transitar por debajo y evitar ser visto hasta acceder al interior.

Subiendo un breve y enfangado repecho, se abre un hueco sin puerta que está cubierto de yedra. Al traspasar el umbral, se accede a la primera estancia de la discreta zona trasera de la nave, una habitación sin ventanas, abandonada años atrás, en la que todavía permanecen algunos muebles cubiertos de polvareda, carcomidos por el paso del tiempo. En el suelo se advierte un pozo tapiado con un enorme bloque de piedra.

Tiene una estructura redonda. El hueco es similar al que empleó ‘El Chicle’ para ocultar el cadáver de la joven. En la estancia las ventanas no existen y el aire frío se cuela en el interior. En las paredes, las yedras crecen sin control. Desde este lugar, incluso accediendo a la siguiente estancia, uno puede transitar sin ser visto desde el exterior. Tan solo una casa situada a apenas 2' metros posee unos ventanales desde los que se puede atisbar algún detalle. Pero en aquella ocasión, la del crimen, todo sucedió de noche, bien entrada la madrugada. Y por eso 'El Chicle' tuvo libertad de movimientos en el interior de la nave. Y también en el exterior.

Interior de la nave de Asados, en Rianxo.

En las siguientes estancias, de nuevo al aire libre, se escucha al fondo el ladrido de algún perro, el martillear matutino del mecánico de la zona y los animales de las granjas cercanas, ya a plena actividad. Por lo demás uno puede caminar entre los escombros del lugar sin ser visto. Sin ser advertido. Sin que nadie pueda a uno localizarle.

La tónica del lugar son los escombros, el óxido y las plantas silvestres medrando por todos los resquicios posibles. Ahí entró José Enrique Abuín la madrugada del 22 de agosto de 2016, con el cadáver de Diana Quer. ‘El Chicle’ le ató varios pesos a los hombros y a la cintura con dos cuerdas y la introdujo en el agua. No volvió a aparecer por allí hasta la madrugada del 31 de diciembre, esposado y doblegado por los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. 

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