Los narcos advierten a Zoido: “Si en la Línea nos joden, volveremos al Guadalquivir”

"Si quieren guerra, guerra tendrán", dice un traficante de hachís. Piensa que la actual presión policial del Gobierno "es insostenible". Dice que el ministro del Interior es "un ingenuo" y que, pese a que les pongan trabas, ellos se las ingeniarán para continuar con su negocio

Los narcos advierten a Zoido: “Si en la Línea nos joden, volveremos al Guadalquivir” - EL ESPAÑOL
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Según informa Andros Lozano en EL ESPAÑOL, el narcotraficante se pone en contacto mediante llamada de whatsapp. Sabe que de este modo las autoridades policiales no podrán escuchar la conversación que mantiene con el periodista. El delincuente ha estado dos noches en alta mar a bordo de una lancha. Él y sus compinches sólo han podido alijar en una ocasión.

El interlocutor dice que está cansado. El tono de voz da a entender que también está disgustado. Acostumbrado a descargar hachís varias veces en una misma noche, explica que La Línea de la Concepción (Cádiz) y su entorno están “capados” desde hace unas semanas. Y señala directamente a la mano dura del Gobierno.

“Si nos joden aquí, volveremos con más fuerzas al río Guadalquivir, a Barbate o a las playas de Conil, Vejer… Nunca las hemos abandonado, pero en La Línea todo el mundo era feliz: nosotros trabajábamos, ellos nos tenían ubicados y no había apenas sobresaltos. Lo que sí está claro es que con el negocio no van a acabar, eso que no lo duden. Si cada vez nos cuesta más alijar en La Línea, tendremos que movernos”.

La amenaza del narco suena realista. Este traficante de hachís, un cargo intermedio en una poderosa banda, dice que la presión policial que sufren los clanes de la droga en el Campo de Gibraltar es “insostenible”. “No pueden aguantar este ritmo durante mucho tiempo más. Aquí no puede haber grupos de Guardia Civil y de Policía Nacional venidos de fuera de forma indefinida”.

Este traficante dice que la muerte de Manuel, el niño de nueve años fallecido la semana pasada al impactar una lancha pilotada por un narco contra el barco de recreo en el que navegaba con su padre, “ha sido un golpe duro para el sector”. Este hombre, que no ha cumplido los 40 años, lleva una década traficando. Tiene experiencia. Sabe de lo que habla. “A nadie le interesa que pasen cosas así. Nos da mala imagen. Aunque nos somos santos, tampoco demonios”.

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