Keenan vivió sus últimos días de vida en el hospital West Yorkshire enchufado a una maquina que le ayudaba a respirar tras enfermar gravemente de covid-19.
Su escepticismo ante las bondades de las vacunas terminó el día que dio positivo en la pandemia. En sus redes sociales reconoció haberse sentido como "atropellado por un camión" el día que comenzaron a manifestarse los primeros síntomas de que estaba contagiado.
Keenan describió otro de los síntomas que padecía, el dolor de espalda como "lo peor que ha sentido", algo que le llevó a concluir que "la covid es real".
Su conversión final ha sido compartida por la doctora que le atendió a pie de cama durante su lucha por sobrevivir a la enfermedad. El propio Keenan le autorizó a compartir su experiencia y que se supiera que antes de morir había deseado haberse vacunado.