Un millonario alumbra la esperanza del niño que estudiaba en la calle debajo de una farola

El hombre millonario quedó fascinado ante el esfuerzo y el sacrificio del joven que ante la falta de luz en su casa se puso a estudiar en la calle

Un millonario alumbra la esperanza del niño que estudiaba en la calle debajo de una farola
photo_camera Un millonario alumbra la esperanza del niño que estudiaba en la calle debajo de una farola

Según recoge Informativos Telecinco, las imágenes de Víctor Martín Angulo, el niño de 11 años que estudiaba debajo de una farola en Moche (Perú) debido a las necesidades económicasque atravesaba su familia y por las que no podían suministrar de electricidad la vivienda, dio la vuelta al mundo llegando a conmover a un empresario árabe.

Yaqoob Yusuf Ahmed Mubarak, un millonario de 31 años de origen árabe, quedó fascinado ante el esfuerzo y el sacrificio que el joven realizaba a diario a la hora de hacer las tareas escolares. Una acción que cualquier otro niño haría en su domicilio y que provocó que este volase hasta la localidad peruana, según indica el medio local 'Tubarco'.

Apertura de un negocio y mejora del centro educativo

El hombre fue personalmente al domicilio del menor para proponerle a su progenitora la apertura de un negocio que él mismo financiaría para que la mujer trabajase en él y la reforma de la vivienda, así como diversas mejoras del centro educativo local con el objetivo de proporcionar al joven unas condiciones óptimas en su trayectoria académica.

La principal motivación que el hombre manifiesta es que él también procedía de "una familia humilde" y se identificaba con el pequeño al que desea un "camino hacia un futuro brillante". 

Del mismo modo, el personal del colegio donde Mubarak realizó diversas reparaciones ha agradecido la ayuda recibida y ha indicado que eso les "está ayudando a construir la escuela". 

La familia manifestó la extrema amabilidad y el tiempo que les había dedicado, porque nadie lo hace", expresó Rosa, la madre de Víctor. También contó que el pequeño no podía creer el gesto de una persona que venía desde un lugar a miles de km. "Él seguía pensando '¿cómo pueden venir a verme personas de otro continente?” comentó la progenitora.

Comentarios