Maldición genética: 400 miembros de una misma familia, enfermos por colesterol

La maldición comenzó a finales del siglo XIX cuando Manuel y Aurora tuvieron 22 hijos, muchos de ellos portadores de hipercolesterol. En España hay más de 10 millones de personas con el colesterol por encima de lo deseable

Maldición genética: 400 miembros de una misma familia, enfermos por colesterol - FERNANDO RUSO / EL ESPAÑOL
photo_camera Maldición genética: 400 miembros de una misma familia, enfermos por colesterol - FERNANDO RUSO / EL ESPAÑOL

Un reportaje de Pepe Barahona y Fernando Ruso publicado en EL ESPAÑOL

"¡Ya nos podían haber dejado un cortijo, o un piso en la playa!”. La broma es recurrente en los encuentros familiares de los De la Carrera, una prolífica estirpe sevillana vinculada, por desgracia para sus miembros, a niveles altos de colesterol. “Vaya herencia, hijo mío, vaya herencia”, repite en tono jocoso Aurora, la mayor del clan, ante decenas de parientes partidos de risa. El buen humor, otro de los legados que comparten, se zanja cuando empiezan a salir varios nombres: José Enrique, Próspero, Paco, Amparo, Manolo o José María. Todos ellos fallecieron por infartos provocados por la hipercolesterolemia familiar. “Y hay muchos más”.

Aurora y su hermano Esteban cuentan a dos manos los miembros de la familia que murieron por un infarto fulminante. “De mis tíos, por lo menos cuatro de los siete —explica él—; y sobrinos también”. “A los 76 años no llega nadie”, espeta Rocío. Esteban y Aurora le recriminan con la mirada; uno tiene 72 años y la otra, 75. Poca broma.

Ambos tienen diagnosticada la hipercolesterolemia familiar, que en un cara y cruz afecta al 50% de esta extensa familia que se reparte por los municipios sevillanos de Olivares, Albaida y Villanueva del Ariscal, el triángulo del colesterol en el Aljarafe de Sevilla.

Una buena representación de los miembros que comparten la enfermedad coincide en la plaza de España de Olivares, el municipio en el que más miembros residen, para el reportaje de EL ESPAÑOL. La excusa sirve para que muchos se saluden después de mucho tiempo sin verse, aunque el colesterol les mantenga relativamente unidos y se intercambien información al respecto por los grupos de WhatsApp.

Todos sacan su mejor sonrisa para la foto en la escalinata de la Parroquia Nuestra Señora de las Nieves, un inmueble situado justo enfrente del palacio renacentista del Conde Duque de Olivares. Dos hileras de naranjos delimitan esta plaza, de modelo italiano y planta rectangular, rematada por dos farolas de hierro fundido.

La hipercolesterolemia familiar es un trastorno muy frecuente que afecta a una de cada 250 personas. Estos individuos, portadores de una mutación en el gen del receptor de LDL, tienen cifras de colesterol muy elevadas desde que son concebidos y durante toda su vida. Si no se tratan, son frecuentes las enfermedades cardiovasculares llamativamente prematuras.

El colesterol es esencial para la vida, entre otras muchas razones porque forma parte de las membranas celulares y es el precursor de muchas hormonas, pero debe estar mayoritariamente dentro de las células. Cuando hay un exceso de colesterol circulante por el sistema vascular, que es el que se mide en los análisis de sangre, existe un serio problema, al tratarse de un factor causal de arteriosclerosis, que no da síntomas y que está detrás de la mayoría de accidentes cardiovasculares, sobre todo del infarto de miocardio.

El origen: una familia de 22 hijos

En el origen de la hipercolesterolemia en la familia De la Carrera está el matrimonio formado por Manuel de la Carrera Rodríguez y Aurora Fraile Castaño, que tuvo una descendencia de 22 hijos a finales del siglo XIX. No todos prosperaron, muchos murieron sorprendentemente jóvenes, algunos incluso siendo niños sin que la sospecha de los fallecimientos apuntara al corazón.

Los seis que sobrevivieron, los tíos de Esteban y Aurora, también tuvieron una vasta descendencia. Manolo tuvo siete hijos; Julián quedó soltero y sin hijos; Próspero, siete; Francisco, cuatro; Trinidad, tres; y María Dolores,nueve vástagos. La siguiente generación, la de Aurora y Esteban y sus primos, también fue especialmente prolífica: siete de Aurora, seis de MaríaDolores, cinco y otros cinco de otras Auroras y un larguísimo etcétera de hijos, sobrinos y nietos que acaba en María y Victoria.

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