Según informa Brais Cedeira en EL ESPAÑOL, cuando Ángel Martínez Pérez, Lito para los amigos y para toda Galicia, tenía que pagar a los empleados de sus orquestas lo hacía de dos maneras: a veces iba él personalmente y se ponía a repartir sobres con los sueldos de los músicos de la orquesta dentro. Otras, el magnate de las orquestas en Galicia y en en el norte de España enviaba a sus adláteres de provincias, sus subordinados en cada localidad gallega. Al acabar la actuación, cuando las luces se apagaban y el escenario comenzaba a desmontarse, el espectáculo sucedía entre bambalinas. Allí se le pagaba religiosamente a todo el mundo. Los delegados repartían los sobres y se marchaban de allí.
Durante casi treinta años, cualquiera que quisiera mover un dedo o hacer algo en el mundo de las verbenas y de las fiestas en Galicia, Asturias o Castilla y León tenía que hablar con Lito. Durante años, fue el representante de hasta 80 agrupaciones. Entre ellas las más grandes, lujosas y demandadas: la Panorama, la París de Noia, la Sintonía de Vigo, la Philadelphia o la Olympus.
Para que el lector se haga una idea, es como si Florentino Pérez reuniera a Cristiano Ronaldo y Leo Messi en el mismo equipo. Pues Lito tenía bajo su poder a las más importantes. La Champions de las orquestas gallegas exprimidas bajo una suerte de monopolio. Nadal y Federer. Celtics y Lakers. Barça y Madrid. La receta del éxito estaba asegurada. Así, Lito llegaba a facturar 25 millones de euros con el negocio. Eso sobre el papel.
Ahora, quien construyera durante décadas un negocio clientelar y rural en toda Galicia ve cómo su entramado y imperio se desmoronan. Esta semana fue condenado por la Audiencia Provincial de Pontevedra a 12 años de prisión por fraude fiscal y al pago de 36 millones de euros. El motivo: entre los años 2011 y 2012, Lito solo facturó de forma oficial entre un ocho y un diez por ciento del total de su volumen de negocio.
Sigue leyendo este artículo completo en EL ESPAÑOL